La crisis fiscal de los Estados Unidos

Por Maximiliano Moreno
Las noticias de la crisis fiscal de los Estados Unidos parecen lejanas inentendibles, invaluables, en lenguaje elitista, que sólo puede ser descifrado por los que manejan las grandes finanzas privadas y públicas.
El presidente Obama ha solicitado al Congreso de su país elevar el techo de la deuda externa, de este coloso económico, que ya debe al mundo la cantidad de catorce mil millones de dólares.
Según Putin, el primer ministro ruso y en ello coincide Hugo Chavez, el presidente de Venezuela, Estados Unidos es hoy un parásito de la economía mundial, pues obliga a los países a aceptar sus políticas, bajo el temor de que si no lo hacen, su moneda y su credibilidad entrará en colapso y con ello, las reservas monetarias que respaldan las monedas del mundo y el dólar que es moneda en países como Ecuador, El Salvador y Panamá, lo que  llevará a un crisis global.
Estados Unidos ha cambiado las reglas de juego de la economía mundial, a su conveniencia, en repetidas ocasiones en el siglo XX.   Luego de sus crisis de la bolsa de Nueva York en 1927 que llevó a una guerra mundial, pues flaquearon las economías de las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial también, lo que permitió el  re-surgimiento de Alemania, que al verse en ventaja tecnológica y  militar, desarrollada de manera impresionantemente vertiginosa durante el nazismo, emprendió una campaña militar  para subordinar a Europa, que era dueña de gran parte del planeta tierra, mediante sus colonias en otros continentes.
 Fue gracias a esta guerra, que muchos países como China, India, países árabes, y países africanos, lograron librarse de las humillantes políticas imperiales de las potencias europeas y Japón.  Tras la guerra el aceptado patrón oro, que respaldaba las monedas del mundo, fue cambiado al patrón industrial, donde las monedas se respaldan en su producción industrial.
Esto se produjo luego de que Francia, durante los años sesenta, acumulara dólares en su reserva monetaria y  pidiera a los Estados Unidos, que los billetes le sean cambiados por oro.  Estados Unidos, había fabricado miles de millones de dólares sin respaldo metálico, y al verse en esa situación y aprovechando que las reservas monetarias de los países invadidos por Hitler, habían prácticamente desaparecido,  dijo que su moneda se respaldaba en su capacidad industrial; la propuesta fue aceptada por los países que le debían su intervención militar en Europa y el Pacífico.
 Era en sí una propuesta más lógica, pues por primera vez una moneda estaba respaldada por el trabajo humano y no por el más inútil de los metales: el oro.
Hoy el mundo se enfrenta a un nuevo modelo económico, en que la moneda ya no está respaldada en el trabajo humano, sino en la confianza.  Esta nueva característica de la economía global llega a su clímax con el aparecimiento de las tarjetas de crédito, que son sistemas de pago en que un banco garantiza que que  su cliente, puede pagar algo y si no lo hace el banco lo hará, pero el que engaña al banco, se enfrenta a un sistema económico que le cierra las puertas, lo incluye en una lista negra y su vida está al margen de las posibilidades de un crecimiento económico.
Este sistema rige también para los países, de manera que los países también se vuelven sujetos de crédito.
En este momento, este modelo ha entrado en una fase crítica, pues Grecia no ha podido pagar sus deudas y los acreedores se han visto obligados a dilatar sus cobros, de manera que los papeles de deuda que tienen de ese país están en una cotización menor que los países que si pueden pagar sus deudas puntualmente.
Estados Unidos entró en este mismo callejón, con sus gastos militares por sus invasiones a Irak y Afganistán, que de una guerra relámpago, que era su plan inicial,  pasó a una guerra prolongada, que es algo muy malo, para el ejército más caro del mundo, pues cada día que estos conflictos se prolongan significa un gasto, que pone en peligro sus recursos para resolver sus problemas internos.

De igual manera un exceso de confianza, similar a lo que vivió en los años de la depresión, pero que ahora era en la supuesta premisa básica de la economía capitalista, de que los bienes inmuebles, nunca pierden su precio.
En base a este dogma, se otorgaron créditos a personas sin capacidad de pago, que estaban respaldados en las casas y apartamentos que compraban, de manera que si no los pagaban, el negocio era redondo, los atrapados en esta red de ofertas crediticias, perdían todo lo que habían pagado por el inmueble que habían comprado a crédito, así, los bancos se quedaban con la plata pagada y con la compra.  Pero esta superexplotación a sus clientes, salió mal, los bancos se quedaron con los bienes, pero luego no los pudieron re-vender, estos inmuebles inundaron el mercado y los precios cayeron, golpeando al sistema bancario.
El golpe al sistema bancario, fue tal, que los países desarrollados se vieron obligados a asumir los bancos, que de privados pasaron a ser estatales, con funcionamiento regido por las leyes de mercado.  Para el sistema capitalista, que tiene en los bancos privados su centro de gravedad, aquello significa un cambio tal, que al momento, ni los bancos que ahora dependen de la ayuda estatal, ni los gobiernos, saben como manejar la situación para salir del paso.
En este momento Estados Unidos se vi frente a la disyuntiva de escoger entre no pagar a sus acreedores y con ello producir desconfianza y una caída significativa de su moneda, o exigir al mundo que le de más  dinero mediante créditos, que promete pagar.   Esto es similar a cuando un empresario que tienen un peso gravitacional en un banco quiebra y le dice al banco que tiene dos opciones, o le da más dinero el banco para  reactivar su actividad económica, o se queda con la empresa y que el banco vea que hace con ella, con lo cual el mismo banco se ve en peligro al haber puesto todos lo huevos en la misma canasta.

En estas circunstancias, la economía mundial se enfrenta a una crisis de su sistema crediticio, o mejor dicho, a lo que es lo que ahora constituye el patrón de su desempeño, la confianza.
Se hace necesario otro patrón y Estados Unidos apunta de manera acelerada hacia él.  Se trata del patrón de la independencia energética, mediante la generación de energías renovables no contaminantes, pues uno de los factores que aceleró su crisis, fue el crecimiento industrial de los países más poblados del planeta, que ahora demandan de materias primas y petróleo, lo que les ha hecho incontrolables los precios de estos productos.

Por otra parte su economía y la economía mundial enfrenta a los disbalances catastróficos de las economías africanas, centroamericanas y de otros países, que han pasado a ser inviables por sí mismas,  requieren de ayuda mundial y amenazan a la estabilidad del planeta, pues generan olas migratorias, acciones bélicas y fenómenos sociales, que con el desarrollo de la información, las comunicaciones y el transporte se propagan por el planeta.

Esto obliga a crear otro patrón económico, que es la capacidad de un país de ayudar a otros países a desarrollar economías no depredadoras de los recursos naturales y que aceleran el deterioro ambiental y con ello la economía mudial, además, que tengan recursos materiales y humanos para frenar los dramas y las crisis.
 Este nuevo patrón   haría que todos los países del mundo, con recursos y posibilidades de brindar ayuda a otros,  sean los que dominen y anclen el desempeño de otras economías.  De manera que patrón monetario  internacional, en lugar del oro, o la confianza, pasarían a ser el apoyo internacional.
Se trata de un sistema para contrarrestar lo  que está pasando al momento, en que las potencias pelean por recursos y zonas de influencia, en que el perdedor, de paso destruye  al ganador y al resto, un sistema en que si la economía de un país falla todos pierden, que es el actual.



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