Por Maximiliano Moreno H.
Entre los hechos que han cambiado la vida de los ecuatorianos es el rol de la mujer. La historia nos revela que en las sociedades de dominación territorial que pasaron de la recolección, caza y pesca a la agricultura, se dio un rol diferente de las mujeres, esto es visible en la arqueología de la Cultura de Valdivia, en la Península de Santa Elena, donde se rendía un culto especial a imágenes de mujeres, llamadas las "venus de Valdivia".
Pero luego podemos ver como se ha diferenciado el rol de la mujer en el Mundo Andino, el Mundo Tropical de la Costa y en el de la Amazonía. En el mundo andino, la agricultura fue asumida también por el hombre, y se desarrollo una conducta de dominio del hombre a la mujer. Este dominio incluía una cultura del mal trato físico sin llegar a la muerte, que era castigada, cuando la violencia del hombre cegaba la vida. Pero las mujeres tuvieron roles importantes en dos momentos de la conquista de los Incas. El primero fue la resistencia de las mujeres de confederación Caranqui- Cayambi, en que las mujeres, llevaron una resistencia a los Incas desde las llamadas Pirámides de Cochasquí, encabezadas por las llamadas Quilago, seguidoras de su líder de nombre Quilago, que tras resistir por largo tiempo, fueron sometidas violentamente, y los varones desde los niños fueron violentamente sacrificados y a arrojado sus cuerpos a la Laguna de Yahuarcocha que quiere decir lago de sangre.
En ese mismo período, Pacha, hija de Cacha Duchicela, el indigena que lideraba la resistencia de la Confederación Quitu, Panzaleo Puruhae, asumió la dirección del ejercito y de sus generales, al quedar su padre paralítico. Esta mujer se convirtió luego en la esposa de Huayna Capac y fue la madre de Atahualpa, a quien educó e inspiró para liderar la conquista del Cuzco por los Incas en alianza con los que fueron los generales de la resistencia, Quisquiz y Calicuchima. Aunque al parecer el Quichua ya se extendió por las montañas andinas, antes de la llegada de hijos del dios sol, o Incas, la llegada de estos, impuso un rol a las mujeres, vinculadas al culto al sol, como vestales, a la agricultura como parte de las llactas o tierras y madres de los hijos que vinieron de la limpieza genética que impusieron los numerosos invasores.
En ese tiempo la mujer estaba en si vinculada en el mundo andino con la tierra, que era considerada una mujer también a la que el sol fertilizaba. Esta imagen de la mujer tierra, fue luego mimetizada al llegar los conquistadores españoles, en que la Virgen María, cargando su niño, se convirtió en la figura central de la religión para los indígenas, pues les era mas clara su correlación con la tierra, en tanto Cristo, a quien se lo correlacionaba con el sol, tenía una contradicción fundamental, su sufrimiento y dolor, que era lo contrario a lo que era el sol, el Dios lleno de vitalidad que fertiliza la tierra.
En la costa el rol de las mujeres difería del rol de la mujer serrana, pues allá se vivía en luchas continuas, pues a mas de que cada etnia local tenía un idioma diferente, que hacia que las nacionalidades no se entendieran y vivieran en continuas guerras especialmente en el llamado período de desarrollo regional, que va desde la gran extinción de culturas de la costa del Pacífico de Sudamérica, por factores del clima, como fueron una sequía que se estima duró al rededor de diez años seguida por un período de inundaciones que se estima fue igual de prologado. Desde el 500 de nuestra era, comenzaron a aparecer nuevas etnias y culturas, en su mayoría de origen Chibcha, Caribe y Arawaco, donde la mujer tenía un rol de madre y agricultora, en tanto los hombrees eran los pescadores, cazadores y guerreros.
Pero la cultura de Bahía, desarrolló un culto a una diosa llamad Umiña, que la representaban con la imagen de una mujer con una esmeralda en la frente. La festividades de esta diosa que se las celebraba cada mes en la luna llena, en que muchos hombres y mujeres se embarcaban hasta la Isla de la Plata, hoy llamada también Galapagos de los Pobres, pues tiene muchas de las especies de las Islas Encantadas de Galápagos, pero cerca a la costa. En este lugar al igual que en las playas se celebraba las llamadas fiestas de la fertilidad, en que con chicha de chonta, o de maíz mas coca, se realizaban orgías a fin de no dejar mujer fértil sin llenar su vientre. La razón de estas orgías, en un tiempo en que el origen de la vida no era entendido como el producto de una relación sexual, sino además una voluntad de la diosa Umiña. La fecundidad de la mujer, era algo fundamental para la existencia de los grupos étnicos, pues habitaban una zona donde las inundaciones que venían periódicamente con el llamado ahora "fenómeno del Niño", significaba altas tazas de mortandad, que obligaban al desplazamiento humano, tras las fuentes alimenticias como la caza y la pesca, lo que producía invasiones de territorios de otras etnias, que desembocaban en guerras. A la llegada de los españoles, las pestes, que usaron la vía marítima como primera vía de propagación, afeactaron sobre todo a las playas de la América Tropical causando una mortandad que hizo necesaria la importación de negros para contar con mano de obra. La mujeres costeñas, descubrieron que los hijos de los españoles en ellas, tenían una mayo resistencia a estos males, y esto dio paso a una conducta sexual liberal, en que las mujeres y hombres nativos preferían tener hijos mestizos a enfrentar la vejez y los trabajos de supervivencia solos y viejos.
La mujer serrana, oprimida ha tenido momentos de arrojo, que la han hecho figurar en la historia, de la terrateniente criolla Manuela Cañizares que alentó a los de su clase social a buscar la independencia de españa para tener un mayor libre disposición de los indios y la riqueza de país para consolidar una clase opresora que hasta hoy persiste en las ciudades serranas, o Manauel Saénz que aburrida de su rol de mujer aristócrata de Quito, se unió a la aventura de Simón Bolívar y alentó en el su lucha libertaria. Entre las mujeres de abolengo que decidió darle otro rol a la mujer aristócrata está Matilde Hidalgo la primera mujer en votar y ser médico a comienzos del siglo XX, y por el otro lado, por los indios oprimidos hasta la miseria, Dolores Cacuango y Tránsito Amaguaña, lideraron la nueva posición de la mujer indígena serrana, en que era más fácil enfrentar a los patrones y su crueldad, que sus maridos brutales, por lo que optaron por preferir la lucha popular a la tragedia doméstica, de india maltratada por su marido acoholico. Esta inspiró a otras mujeres a escapar de la lucha intradomiciliaria, contra el machismo, que es menos ruda que contra los poderes de los terratenientes, y políticos en el poder.
Así pue la conducta de la mujer costeña, difirió completamente de la de la Sierra, que aplastada por el catolicismo, vivia la doble moral, en que los patrones, tenían el llamado derecho de piernada, esto es a fecundar a las adolescentes y jovenes que quisieran casarse, y el ejercicio sexual de los criollos empezaba por obligar a las peonas y huasicamas, llamadas a si a las sirvientas. Las indígenas, al igual de las blancas y mestizas, estaban obligadas a abrir las piernas, pero a no manifestar su placer, pues la religión consideraba pecado el placer sexual de las mujeres, por ser un camino a la perdición en manos del demonio de la lujuria. En la costa la situación fue por el contrario, una demanda constante de las mujeres de satisfacción, y a pesar de que desde esos tiempos hasta hoy, los hombres las han pretendido someter, mediante la violencia y la muerte, que es hasta hoy es una tradición machista de la costa, esto del femicidio o asesinato de mujeres, las mujeres, cuando se ven sin dignidad, se escapan, y hasta prefieren la muerte al sometimiento.
En la Amazonía por el contrario, con la sola excepción de los Huorany, donde hay todavía formas de matriarcado, las mujeres han vivido el sometimiento extremo, a tal punto, que el cultura Shuar, que llegó a ocupar un territorio que incluye las zona amazónica desde el Rio Huallaga en Perú, hasta el Río Napo en Ecuador, los hombres, que eran polígamos, exigían a las niñas de algun vecino, que ya pintaban sangre menstrual, como esposas y las sumaban a su colección doméstica Cuando los padres de la niña se negaban, entonces eso era una provocación o una declaración de guerra. Así las mujeres, hasta el día de hoy, en las comunidades más apartadas, viven bajo la opresión masculina, que a principio de siglos era narrada por los misioneros, como barbarie, en que los hombres podían matar a sus mujeres, hijas e hijos cuando a bien les pareciera.
La llegada de las misiones católicas y evangélicas, cambió el rol de las mujeres, hoy las mujeres de la Amazonía, han pasado a desempeñar un rol completamente diferente, en que incluso prefieren la prostitución, a verse en un harem y procuran se líderes dentro y fuera de casa. La monogamia ha pasado a ser más común que la poligamia, y las mujeres forman alianzas familiares para defenderse.
Pero la llegada de las carreteras, las medicina, la moda, la televisión, la radio, el teléfono, el video, las escuelas, colegios y hasta las universidades, a las mujeres les cambió completamente, el rol domestico y comunitario .
En Ecuador, la fortaleza de las mujeres sigue siendo que son una mayoría sin vicios, no fuman, no beben y creen firmemente en el amor, como la búsqueda de la compañía valiosa para toda la vida, en especial en las zonas rurales, que ahora tienen menos población que las ciudades.
El divorcio, que llegó con la Revolución de Alfaro, una revolución de los campesinos de la costa en que los hombres marchaban a la guerra acompañados de sus mujeres y sus hijos, pero al mismo tiempo se vivía una liberalidad sexual, en especial de las mujeres costeñas, que al verse abandonadas o viudas, reconstruían su vida a partir del trabajar como hombres y ser padre y madre dentro de sus hogares, dio paso a una ley de divorcio, que Ecuador la adoptó antes que Europa y el resto de países de este continente.
La Revolución Liberal, que dio el voto a las mujeres, también les dio el derecho a trabajar. Las mujeres empezaron a trabajar como profesoras, o en el correo. Pero el trabajo forzado de las mujeres campesinas, en que ni siquiera se les reconocía un salario, fue lo que hizo ricos a los hacendados y dueños de los batanes y telares. De igual manera el trabajo doméstico, a que primero por mandato religioso, por orden de los dueños de los indios peones y luego por la necesidad de alimento y techo, en que eran obligadas las niñas y jóvenes, e incluso hasta abuela a una explotación laboral en el trabajo doméstico. Sólo en el siglo XXI, con la llegada de Rafael Correa a poder, se homogeniza y se obliga a la afiliación al seguro social de las empleadas domésticas, e incluso se le da un reconocimiento salarial a las amas de casa, que pueden afiliarse también al seguro.
Para los europeos que venían escapando de las liberadas mujeres de sus tierras, América Latina fue el paraíso para encontrar una empleada doméstica gratuita, para criar hijos y abrigar las noches. Vista así la mujer latina, como el ser humano sumiso, que por abrigar a su hijos bajo un techo, se somete al abuso, ha dado paso en los últimos años a grandes cambios.
Pero curiosamente hoy las mujeres latinas prefieren los hombres de los países desarrollados, porque éstos, al venir de una sociedad más respetuosa del vecino y lo ajeno, este respeto se traduce en la relación personal, que las inclina a escapar de el mundo del machismo latinos, que pretende que el macho, es el que dice lo que se hace y se deja de hacer dentro y fuera de la cama.
En el 2000 Ecuador vivió la mayor ola migratoria de su historia, cuatro millones de ecuatorianos salieron en 5 años del este país a vivir, sobre todo en España, Italia, y Estados Unidos, y lo más curioso es que fue una emigración de con mayoría de mujeres, pues para ellas había trabajos, en especial domésticos, y en servicios, en esos países. Esta migración, también dio a las mujeres ecuatorianas una nueva perspectiva de la vida. Muchas de ellas se fueron dejando a sus hijos aquí, algunas los han logrado reunir fuera del país, pero en otros casos han vivido la separación, con todo lo que esto significa. Esto ha dado a sus hijas, y a ellas mismas una nueva perspectiva de la vida que ahora nos está cambiando.
Hoy, las universidades, como en la mayor parte del mundo, tienen más mujeres que hombres estudiando, las mujeres, a pesar de que tiene todavía muchas barreras por vencer, gracias a la tecnología, que ha desplazado a los hombres del trabajo brutal, y concentra a los hombres y mujeres en trabajos tras escritorios y aparatoso digitales, donde los músculos son menos importantes que el talento, las mujeres van logrando espacios, y donde los hombres tenemos mucho que hacer para competir con ellas.
Estos procesos de cambio, además significan participación en el poder y las decisiones dentro y fuera de casa. Así pues Ecuador vive un cambio generacional, en que las mujeres son el motor fundamental de cambio.
A diferencia de lo que Marx pensaba que los grandes cambios de la sociedad son por aspectos económicos, la realidad es que los grandes cambios de la sociedad son por cambios de conducta sexual, así pues la Revolución Rusa, triunfó, porque luego de la Primera Guerra Mundial y del la peste de la gripe española ese enorme país quedo sin gente, entonces permitió desde el aborto, pues los invasores alemanes habían violada a cuanta mujer podían, y el estado se hizo cargo de los niños, sin importar su origen. Esto dio paso a una nueva conducta de las mujeres rusas, donde la religión no tenía su maldito peso, ni las leyes eran para que los hombres hicieran de las suyas con las mujeres, que desde el tiempo de lo invasión mongol en el 800 DC, que exigía tributos en mujeres y oro a los pueblos rusos, las mujeres se volvieron soldados que ganaron la segunda guerra mundial, disparando, manejando tanques y aviones, reconstruyendo ciudades, donde los hombre casi habían desaparecido por la tragedia.
De ese germen ruso, nació la nueva mujer occidental, que en Estados Unidos, cuando los hombres se fueron a la Segunda Guerra Mundial, y las fábricas demandaron de su trabajo. Las mujeres americanas, descubrieron lo que era disponer de un salario propio, de un tiempo propio, de un espacio propio, y luego, con el desarrollo de los aparatos eléctricos para hacer menos duro el trabajo doméstico, encontraron la forma de ser madres y se al mismo tiempo trabajadoras independientes. Esta revolución se tradujo en revolución sexual, cuando en los años 60 aparecieron se legalizaron y se usaron masivamente los métodos anticonceptivos. El liberar a las mujeres de el embarazo no deseado, dio otro giro a la vida de las mujeres. Además el divorcio, en que ellas no quedaban en el desamparo cuando el padre de sus hijos las cambiaba por otra o simplemente se marchaba, obligando al hombre a responder por la salud y educación de sus hijos, fue otro paso, que aun no es tan visible en América Latina.
Resta solamente un paso, pues ahora las mujeres, son la presa fácil de una sociedad de consumo, que las lleva a la prostitución, al tráfico sexual, y a una mentalidad de taxímetro, donde su conciencia personal es confrontada con la conveniencia. Esta moral estimulada por los medios, donde las telenovelas en América Latina tienen un rol fundamental en la mentalidad de la mujer, enfrenta la nueva realidad del hombre, que al igual que la mujer, tiene derecho a tener sólo los hijos que quiere y no aquellos que las astutas o estúpidas mujeres, con frecuencia los endosan. El que el hombre al igual que la mujer puedan tener el mismo derecho de tener sólo los hijos deseados, es el paso que viene en la revolución sexual de la sociedad humana, en que los seres humanos ya somos responsables por la sobrepoblación del planeta, que puede no ser mala, si se trata de una sobrepoblación de personas inteligentes y preparadas para hacer frente, a lo que la naturaleza y el futuro nos exigen.