¿Cómo acaban las pandemias?
Estamos afrontando una pandemia como ninguna otra que se recuerde. Aunque la gente tiene puestas sus esperanzas en una vacuna para acabar con ella, el hecho es que la mayoría de las infecciones a las que se enfrentaron nuestros antepasados todavía conviven con nosotros.
Desliza hacia abajo ↓ para descubrir cómo algunas de esas pandemias llegaron a su fin. Este recorrido puede darnos pistas sobre lo que podría suceder en el futuro.
Esta es Jasmine.
Tal y como nosotros, muchos de sus antepasados sobrevivieron a diversas pandemias.
Empieza un viaje al pasado para ver qué enfermedades afrontaron.
En la Edad Media, hace unas 60 generaciones, los parientes de Jasmine sobrevivieron a una serie de brotes de peste bubónica o peste negra.
La enfermedad, causada por una bacteria que se transmite a través de las pulgas que viven en el pelaje de las ratas y las gotitas respiratorias de personas contagiadas, fue devastadora.
La bacteria Yersinia pestis circula en ciertas poblaciones de roedores.
Ha matado a cientos de millones de personas durante un período de 2.000 años.
Se considera que el brote de Peste Negra del s.XIV –entre 1346-1353- fue el más mortífero de todos.
Entre otras cosas, se cree que se consiguió controlar la enfermedad, que causa inflamación e infección de los ganglios linfáticos, llamados bubones, mediante una estricta cuarentena y una mejor higiene.
Pero nada de esto podría haber sucedido sin conocer cómo se transmite la plaga, apunta Steven Riley, profesor de dinámicas de enfermedades infecciosas del Imperial College de Londres. Averiguar esto sigue siendo clave hoy día.
"Una vez que se tiene el conocimiento y se comparte, se pueden tomar medidas para reducir mucho más la transmisión", dice.
Sin embargo, todavía hay casos de peste. Por ejemplo, en julio de este año una región de China registró uno, por lo que en teoría, Jasmine aún podría contraerla.
Sin embargo, el número de contagios son bajos y la enfermedad ahora se puede tratar con antibióticos.
Cientos de años después, los antepasados de Jasmine se enfrentaron a la amenaza de la viruela.
La enfermedad, causada por el virus Variola minor, es una de las más letales conocida por los humanos.
Provoca el desarrollo de pústulas llenas de líquido en todo el cuerpo. En su punto más álgido, aproximadamente tres de cada 10 personas con la enfermedad murieron.
Puede transmitirse a través de gotitas de la nariz o boca de una persona contagiada o con el contacto con sus llagas.
El virus Variola minor no tiene huésped animal.
Al igual que la peste, la viruela mató a cientos de millones de personas: solo en el siglo XX fallecieron 300 millones de personas.
Pero, gracias a una vacuna desarrollada en 1796 por el médico británico Edward Jenner y los esfuerzos de la comunidad científica, la enfermedad se ha erradicado por completo, aunque se necesitaron casi dos siglos para conseguirlo.
La viruela sigue siendo la única enfermedad humana que se ha erradicado con una vacuna. El profesor Riley lo considera uno de los mayores logros de la humanidad, rivalizando incluso con los aterrizajes en la Luna.
"Puede interpretarse como el mayor éxito de una inversión pública en toda la historia", dice, en referencia al ahorro anual del que ha disfrutado el mundo gracias a la ausencia de la enfermedad.
Debido a este logro de la ciencia, ni nosotros ni Jasmine estamos en riesgo.
Entonces, tan solo hace ocho generaciones, los tatara-tatara-tatara-tatara-tatara-tatarabuelos de Jasmine sufrieron la amenaza del cólera.
La enfermedad, causada por alimentos o agua potable contaminados, ha matado a millones de personas a lo largo de siete pandemias, según la Organización Mundial de la Salud.
La bacteria Vibrio cholerae se encuentra en agua o alimentos contaminados.
Pero aunque la mejora de la higiene y el saneamiento en Occidente ha eliminado la amenaza de la enfermedad, sigue siendo endémica, o común, en muchos países de bajos ingresos y mata entre 100.000 y 140.000 personas cada año, según la OMS.
"Para librarte del cólera, el sistema de cañerías es clave", dice el profesor Riley. "Si las tuberías no funcionan bien, la enfermedad puede propagarse muy rápidamente".
Debido a esto, dependiendo de dónde viva Jasmine, aún corre el riesgo de contraerla y morir, a pesar de la disponibilidad de una vacuna y el fácil tratamiento de la enfermedad.
La familia de Jasmine también habría sobrevivido una serie de pandemias de gripe. La mayor registrada se dio a principios del siglo XX, en la época de sus tatarabuelos.
La pandemia de la gripe de 1918, a la que en ocasiones se llama gripe española, fue el brote más severo de la historia reciente, y mató a entre 50-100 millones de personas en todo el mundo.
Al igual que con el nuevo coronavirus, el aislamiento y la cuarentena ralentizaron la transmisión.
El virus H1N1 provocó la pandemia de gripe española.
Después de dos oleadas entre 1918 y 1920, esa cepa particular de gripe H1N1 se desvaneció para convertirse en la versión más benigna que todavía circula cada año.
Pero otras pandemias de gripe le sucedieron.
La gripe de Hong Kong de 1968 mató a un millón de personas y todavía circula como gripe estacional. Tal y como pasó con la gripe porcina, una versión del virus H1N1, que infectó aproximadamente al 21% de la población mundial en 2009.
También corremos el riesgo de contraer la gripe estacional, que sigue matando a cientos de miles de personas cada año.
Luego, hace unas cuatro décadas, los padres de Jasmine vivieron la propagación del VIH/Sida, considerado por algunos como una pandemia, pero descrita como una "epidemia mundial" por la OMS.
El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), transmitido a través de los fluidos corporales, se ha cobrado hasta ahora más de 32 millones de vidas en todo el mundo.
El VIH ataca el sistema inmunológico humano
El VIH podría considerarse como "el peor escenario de un virus", dice el profesor Riley, debido al tiempo que lleva desarrollar los síntomas y su alta tasa de mortalidad. Se propaga rápidamente porque la gente no necesariamente sabe que lo tiene.
Sin embargo, los avances en las técnicas de diagnóstico y las campañas de salud pública mundiales, que han cambiado el comportamiento sexual y han aumentado la disponibilidad de inyecciones seguras para los consumidores de drogas, han ayudado a ralentizar el aumento de los contagios.
A pesar de esto, se estima que 690.000 personas murieron a causa del sida en 2019, según cifras de la OMS.
Aunque no existe cura para el VIH, si Jasmine viviera en un país con buena atención médica y acceso a medicamentos antirretrovirales, podría llevar una vida larga y saludable.
Sin embargo, si viviera en un país de bajos ingresos y no tuviera acceso a esas medicinas, es muy posible que aún estuviera en riesgo.
Dos y tres décadas después, durante la vida de Jasmine, aparecieron las amenazas del SARS y del MERS.
El síndrome respiratorio agudo severo (SARS), la primera epidemia mortal causada por un coronavirus, mató a más de 800 personas entre 2002 y 2003, según la OMS.
Pero a fines de julio de 2003, no se reportaron nuevos casos y la OMS declaró que el brote global había terminado.
Un poco más tarde llegó el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), también un coronavirus, que ha matado a 912 personas. La mayoría de los casos se han producido en la Península Arábiga.
Aunque el riesgo de contraer el virus, conocido como MERS-CoV, en el Reino Unido, por ejemplo, se considera muy bajo, sigue siendo mayor en Medio Oriente, donde los humanos suelen infectarse de los camellos.
Aunque Jasmine aún podría contagiarse del MERS, el riesgo es bajo en la mayoría de los países.
Ahora, tanto Jasmine como nosotros mismos nos enfrentamos al nuevo coronavirus SARS, que desencadena la enfermedad respiratoria covid-19.
El SARS-Cov-2, como se le conoce, es una versión evolucionada del coronavirus que provoca el SARS de 2003 y los especialistas en enfermedades lo consideran único, debido a su variedad de síntomas, que pueden ser ninguno hasta causar la muerte, y a los altos niveles de transmisión por personas asintomáticas.
"Esa es la razón de que muchos países no hayan conseguido controlarlo", dice el profesor Riley.
El virus SARS-CoV-2 está relacionado con el virus SARS de 2003.
Hasta ahora han muerto más de un millón de personas, pero es probable que el número total de víctimas sea mucho mayor.
Mientras continúa la búsqueda de una vacuna y de tratamientos efectivos, el riesgo sigue siendo real para la gran mayoría de la población mundial. Jasmine, como nosotros, todavía está en riesgo.
¿Qué pasará ahora?
El coronavirus que circula en el mundo ahora es solo el último de una larga lista de pandemias causadas por patógenos emergentes, como virus o bacterias.
A lo largo de la historia, las mayores pandemias han matado a cientos de millones de personas.
causa de la gripe española
Un mayor conocimiento sobre la transmisión, las campañas de salud pública, los nuevos tratamientos y las vacunas han contribuido a poner fin a las crisis sanitarias anteriores.
Es probable que el final de la pandemia actual llegue mediante una combinación de medidas similares.
Aunque una vacuna "segura y altamente eficaz" podría acabar con la pandemia, dice el profesor Riley, "no se puede dar por hecho" que se vaya a encontrar una.
En cambio, es posible que tengamos que convivir con el virus mientras desarrollamos cierto grado de inmunidad de grupo a la enfermedad.
"En cinco años, con suerte mucho antes, o bien tendremos una vacuna realmente buena que se use en todo el mundo o bien habremos pasado el tiempo suficiente como para desarrollar inmunidad de grupo y aprender a vivir con pequeños rebrotes", apunta.
Y como demostró la erradicación de la viruela, cuando la comunidad científica mundial se une, pueden suceder grandes cosas.
Aunque el nuevo coronavirus supone un desafío mucho más complicado, debido a sus altos niveles de transmisión asintomática, el profesor Riley es optimista con la "increíble" búsqueda global de una solución.
"El mundo nunca antes había compartido un proyecto como este", dice. "Ojalá se convierta en un éxito compartido en algún momento".
Sin embargo, puede ser útil recordar que la mayoría de los patógenos que arrasaron las sociedades en pandemias del pasado todavía existen. Aunque las crisis sanitarias terminaron, los virus y bacterias, y las infecciones resultantes, permanecen con nosotros.