Quién era Fernando Villavicencio, el candidato asesinado en Ecuador, y cuáles eran sus propuestas de campaña
- Redacción
- BBC News Mundo
A solo 10 días de las elecciones presidenciales anticipadas, Ecuador sufrió este miércoles la trágica pérdida de uno de los aspirantes al cargo, en un acto de violencia que conmocionó al país.
El exdiputado Fernando Villavicencio fue asesinado a tiros tras finalizar un acto de campaña en Quito.
Recibió una ráfaga de disparos hacia las 18:20 hora local, nada más salir del colegio Anderson de la capital, al montarse en un vehículo aún rodeado de escoltas; unos 40 tiros que también hirieron a personas que lo acompañaban.
Su fallecimiento fue confirmado en la Clínica de la Mujer, a donde fue trasladado, y la Fiscalía de Ecuador informó después que uno de los sospechosos del ataque también murió, tras haber resultado herido en el cruce de balas.
De 59 años, Villavicencio no contaba con una larga trayectoria en cargos electivos, pero sí con un amplio recorrido en el ámbito público por su labor periodística y su compromiso con el combate a la corrupción.
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Esa fue su trinchera cuando ocupó un escaño en la Asamblea Legislativa, desde 2021 hasta su disolución este año, y esa era también la bandera que enarbolaba, bajo el lema Es tiempo de valientes y al frente del Movimiento Construye, como candidato a suceder a Guillermo Lasso en la presidencia.
Aseguraba que Ecuador se había convertido en un "narcoestado", proponía restablecer la seguridad con las fuerzas armadas y la policía en las calles, y paralelamente emprender una lucha contra lo que denominaba la "mafia política".
"Hoy Ecuador está tomado por Jalisco Nueva Generación, el Cartel de Sinaloa y también la mafia albanesa. Es decir, queda claro para América Latina, lo mismo que en Colombia y en México, que no es posible que el narcotráfico se instale en una sociedad y la someta sin el contubernio y la connivencia del poder político", dijo en una entrevista ofrecida en mayo al medio CNN en Español.
"Multidimensional"
La propuesta de su partido para combatir la ola de violencia se basa en un enfoque "multidimensional" donde la seguridad "no se limita únicamente a la ausencia de violencia o delitos".
El programa electoral del Movimiento Construye considera que la solución a la crítica situación del país debe abarcar otros aspectos "como la seguridad ciudadana, la seguridad alimentaria, la seguridad económica, la seguridad ambiental y la seguridad sanitaria".
También promueve una justicia independiente, "donde los jueces y magistrados pueden tomar decisiones basadas en la ley y en la aplicación objetiva de la justicia, sin interferencias políticas, económicas o de cualquier otra índole".
Además de sanear el sistema de justicia, Villavicencio se había comprometido a enfrentar el lavado de dinero, la minería ilegal y uno de los males que venía denunciando desde su época como periodista: la corrupción en el sector petrolero, el principal ingreso económico del país.
“En mi gobierno vamos a tomar el control de las reservas petroleras para que ahora sí, el petróleo sirva para educación obra pública para salud y vamos también de paso a expulsar a las mafias intermediarias que controlan la comercialización del petróleo", había dicho el candidato.
Blanco de amenazas
También había hablado públicamente de ser el blanco de intimidaciones.
El 4 de agosto su campaña informó a través de un comunicado que Villavicencio seguiría recorriendo las provincias del país pese a las amenazas de muerte que "sigue recibiendo de grupos criminales".
En su reacción en Twitter nada más conocerse a noticia del asesinato de Villavicencio, Lasso señaló precisamente al crimen organizado.
"El crimen organizado ha llegado muy lejos, pero les va a caer todo el peso de la ley”, escribió el mandatario, mostrando su “indignación” y asegurando que “este crimen no va a quedar impune”.
Además, declaró estado de emergencia nacional por 60 días y convocó un Gabinete de Seguridad en el Palacio de Carondelet.
Mientras, la hermana del asesinado, Patricia Villavicencio, responsabilizó al actual Ejecutivo y al ministro de Interior, Juan Zapata, por la violencia que acabó con la vida del político.
"No querían que destapara la corrupción. Maldigo a este gobierno. No hizo nada. No hizo para protegerlo. Es un complot", aseguró en declaraciones a medios locales.
Y su viuda, Verónica Sarauz, quien se mostró este miércoles consternada ante los medios, señaló que debió haber errores en el equipo de seguridad que llevaron al fatal desenlace.
De líder sindical a periodista
Villavicencio nació el 11 de octubre de 1963 en Sevilla, cantón Alausí, en la provincia de Chimborazo, en el centro-sur del país.
De acuerdo al perfil publicado en el sitio web de su campaña, creció en un entorno rural donde aprendió a "labrar y respetar la tierra y hermanarse con los más humildes".
Desde adolescente se vinculó a organizaciones sociales indígenas y de trabajadores.
Según la biografía de la página web de su campaña, en 1999 fue líder sindical de la Federación de Trabajadores Petroleros (Fetrapec).
Estudio periodismo y comunicación social en la Universidad Cooperativa de Colombia.
Como periodista de investigación, colaboró con varios medios de comunicación ecuatorianos e internacionales, y también escribió 10 libros.
Labor como asambleísta
En la Asamblea, a la que llegó con Alianza Honestidad, conformada por el Movimiento Concertación y el Partido Socialista Ecuatoriano, Villavicencio encabezó la Comisión de Fiscalización y Control Político.
Durante el juicio político contra Lasso, fue criticado porque esa comisión emitió un informe favorable al mandatario que no tuvo el apoyo entre los demás legisladores.
Villavicencio también dirigió el Frente Parlamentario Anticorrupción, desde el cual presentó varias denuncias e impulsó investigaciones en temas de corrupción en el ámbito petrolero, correspondientes a los años de las presidencias de Rafael Correa, Lenín Moreno y Guillermo Lasso.
El escándalo político más grande que se destapó bajo su liderazgo como asambleísta fue el llamado caso Petrochina, la deuda que presuntamente adquirió Ecuador con China durante el gobierno de Rafael Correa y que Villavicencio denunció como un esquema de corrupción.
El político fue criticado por los sectores cercanos al correísmo por una supuesta cercanía con el gobierno de Guillermo Lasso, pero él argumentó que no había pruebas que sostuvieran ese señalamiento.
Esto lo convirtió en uno de los actores claves del anticorreísmo.
Para su aspiración a la presidencia contó con el respaldo de la ministra de Gobierno de Lenín Moreno, María Paula Romo, del Movimiento Construye, que lo llevaba como candidato.
Villavicencio presentaba en su lista al exministro del Interior de Lasso, Patricio Carillo, quien estuvo a cargo de la política de seguridad de las protestas de 2022 y con un perfil asociado a los sectores de la policía de Ecuador.
El suyo es el primer asesinato de un candidato presidencial registrado en Ecuador, y se produjo menos de un mes después de que el alcalde de Manta, una ciudad portuaria clave para el narcotráfico, fuera asesinado durante una aparición pública.
Ecuador experimentó una gran transformación entre 2005 y 2015, cuando millones de personas salieron de la pobreza gracias al auge petrolero, cuyas ganancias se invirtieron en educación, atención médica y otros programas sociales.
Sin embargo, en los últimos cinco años el país sudamericano se ha visto consumido por la violencia relacionada con el narcotráfico.
La tasa de homicidios está a un nivel récord.
Cuáles son las principales bandas criminales que operan en Ecuador y qué se sabe de sus vínculos con carteles de la droga internacionales
- Juan Francisco Alonso
- BBC News Mundo
Rodeado de guardaespaldas se sube a una camioneta luego de dar un discurso en el colegio Anderson de la ciudad de Quito. De repente se escucha una ráfaga de disparos.
Esto es lo que muestra el video que captó el momento en que el candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio fue asesinado este miércoles.
Nada más conocerse el deceso del periodista devenido en político, el actual presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, afirmó: “El crimen organizado ha llegado muy lejos”.
Pese a que las investigaciones apenas se han iniciado, hay sobrados motivos para sospechar que este crimen, el último de una serie de hechos violentos que han empañado la campaña para las presidenciales anticipadas del próximo 20 de agosto, fue responsabilidad de alguna de las poderosas organizaciones delictivas que operan en el país sudamericano.
Las sospechas
A las horas de ocurrido el asesinato apareció en las redes sociales un video en el que supuestos miembros de la banda Los Lobos no solo se atribuyen la autoría del asesinato, sino que amenazan con el mismo destino a otro candidato: Jan Topic.
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“Cada vez que los políticos corruptos no cumplan con sus promesas (…) cuando reciben nuestro dinero, que son millones de dólares, para financiar su campaña, serán dados de baja”, afirma en la grabación un hombre encapuchado, quien está rodeado por otros más, los cuales están vestidos de negro, ocultan sus rostros y portan armas largas en sus brazos.
Hasta el momento las autoridades no han confirmado que la grabación pertenezca a Los Lobos y la organización no gubernamental ecuatoriana SOS CárcelesEC ha puesto en su duda su veracidad.
Sin embargo, más allá de identificar al grupo responsable, hay otros indicios de que indican que este asesinato fue ejecutado por una organización con muchos y largos tentáculos.
Por un lado, el hecho se registró en la capital, lejos de las zonas costeras del país, las cuales vienen siendo consideradas como los principales centros de operaciones de los grupos delictivos y escenarios de sus actividades. Y, por el otro, el atentado se produjo pese a que el candidato estaba fuertemente custodiado.
El propio presidente Lasso ha reforzado las sospechas en el discurso que en la noche del miércoles dirigió al país.
“Este es un crimen político que adquiere un carácter terrorista”, afirmó el mandatario desde el Palacio presidencial de Carondelet.
“No dudamos que este asesinato sea un intento de sabotear el proceso electoral”, agregó, al tiempo que aseguró: “No le vamos entregar el poder y las instituciones democráticas al crimen organizado”.
Más que criminales
La dura declaración de Lasso no sólo es producto de la conmoción provocada por el suceso, sino que es parte de una postura que su administración viene asumiendo frente a las bandas delictivas.
En abril pasado el gobierno ecuatoriano declaró oficialmente como “terroristas” a las organizaciones criminales con vínculos con los carteles mexicanos y colombianos de la drogas y con otras agrupaciones delictivas internacionales.
La decisión la adoptó el Consejo de Seguridad Pública y de Estado (Cosepe), el cual concluyó que las bandas son una amenaza que “atenta contra los elementos estructurales del Estado y por consiguiente a su seguridad integral”, informó el secretario ecuatoriano de Seguridad Pública, Wagner Bravo.
La declaratoria perseguía facilitar la incorporación de las Fuerzas Armadas a la lucha contra estas agrupaciones. Esto, sin necesidad de dictar medidas como los estados de excepción.
Aunque las autoridades no precisaron a cuáles bandas consideran terroristas, a los días la prensa local comenzó a elaborar listas que incluían los nombres de hasta 20 organizaciones.
A continuación BBC presenta detalles de las tres más importantes, de acuerdo al número de miembros que se presume tienen, al impacto de sus actividades y sus nexos con otras organizaciones transnacionales.
Los Lobos
La banda que presuntamente se atribuyó el asesinato de Villavicencio es considerada la segunda más grande del país, pues sospecha que tiene unos 8.000 integrantes y además ha participado en varios de los motines carcelarios que en 2022 dejaron más de 400 muertos en el país, reportó InsightCrime.
Esta agrupación nació como escisión de Los Choneros, el cual hasta no hace mucho era considerado como el grupo criminal más importante del país sudamericano, agregó el medio especializado en el estudio de la violencia criminal en la región.
Aunque originalmente su área de acción se limitaba a las zonas montañosas y selváticas del sur de Ecuador, Los Lobos comenzaron a expandirse hasta llegar a la costera Guayaquil.
Desde 2016, el grupo y sus aliados proveen armas y seguridad para el cartel mexicano Jalisco Nueva Generación, el cual controla parte de las rutas de cocaína en Ecuador, aseguró el medio ecuatoriano Código Vidrio.
Sin embargo, InsightCrime asegura que esta banda, junto a los Chone Killers y Los Tiguerones, habría formado una nueva organización llamada Nueva Generación, la cual habría perpetrado varios ataques contra líderes y territorios controlados por Los Choneros.
Aunque la facilitación del tráfico de drogas y la extorsión desde las cárceles son sus principales actividades, en los últimos años han encontrado en la extracción ilegal de oro otra fuente de ingresos. Así, la prensa local asegura cobran un impuesto de 10% a los mineros que operan ilegalmente en zonas como la selvática provincia de Imbabura, al norte del país.
Asimismo, se les vincula con el Frente 48, una disidencia de las desmovilizadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Los Choneros
Con entre 12.000 y 20.000 miembros en su momento cumbre, llegó a ser la organización criminal más importante de Ecuador.
Nació en los años 90 en la ciudad de Chone, en la provincia costera de Manabí; y de allí se extendió a Manta y otras localidades a las orillas del Pacífico.
Originalmente las autoridades la identificaron como un brazo armado de un cartel colombiano, que buscaba controlar las rutas de tráfico marítimas hacia México y Estados Unidos. Pero también tendría nexos con disidencias de las FARC, a las que ayudarían a pasar cocaína desde Colombia, de acuerdo con medios ecuatorianos.
Sin embargo, en los últimos años Los Choneros se habrían asociado con organizaciones criminales mexicanas.
“La megabanda de Los Choneros está ligada al cartel de Sinaloa”, aseguró en 2021 a la prensa española el coronel Mario Pazmiño, exdirector de inteligencia militar ecuatoriana y ahora analista en seguridad y defensa.
No obstante, con el paso del tiempo la organización fue evolucionando y también halló en las cárceles un negocio. Así llegó a controlar varias prisiones, donde sus miembros no solo se hicieron con el microtráfico de drogas, sino que además extorsionaron a los reclusos y orquestaron secuestros, reportó InsigthCrime.
Las autoridades estiman que las operaciones ilegales que realizan desde las cárceles les dejan a este tipo de organizaciones unos beneficios de alrededor de US$120 millones anuales.
Otras investigaciones periodísticas aseguran que organizaciones criminales como la mafia albanesa también están operando en Ecuador y que tienen o tuvieron vínculos con Los Choneros.
Sin embargo, la muerte y captura de varios de sus líderes, así como las divisiones provocadas por disputas alrededor de la sucesión la han debilitado en los últimos años, una situación que han aprovechado sus rivales para golpearla.
“Las megabandas necesitan establecer un control territorial y eso lo hacen a base de fuego y sangre”, agregó Mario Pazmiño para explicar la ola de violencia, dentro y fuera de las cárceles, que vive el país en los últimos años.
Entre enero y junio de este año en Ecuador se han registrado 3.513 asesinatos, lo que significa un aumento del 58% respecto al 2022, informó recientemente la Policía.
Desde el organismo de seguridad estiman que, de mantenerse esta tendencia, la tasa de homicidios pasará de 20 a 40 por cada 100.000 habitantes, lo que convertirá al país en el más violento de la región.
Las autoridades sostienen que la mayoría de estos crímenes son producto de la acción de los grupo delincuenciales.
Los Lagartos
De acuerdo con la información manejada por InsightCrime, esta organización nacida en las prisiones de Guayaquil ha operado durante al menos diez años, poniendo a sus sicarios a disposición para liquidar a miembros y líderes de otras organizaciones más grandes.
No obstante, en algún momento comenzó a disputarle territorio a Los Choneros y a enfrentarse a ellos.
A Los Lagartos se le atribuyen sonados crímenes como el asesinato del actor y presentador de televisión Efraín Ruales, ocurrido en 2021.
La banda hoy tendría presencia en las 35 cárceles del país y sería otra de las responsables de los sangrientos motines ocurridos en los últimos años.
Pese a todas las medidas adoptadas por las autoridades, el auge de las megabandas criminales ecuatorianas parece no tener fin y hay quienes aseguran que van rumbo a convertirse en cárteles.
“Los Choneros, Los Lobos e incluso otras organizaciones más pequeñas, como Los Tiguerones y los Chone Killers, ya no son solo brazos armados a cargo de asegurar los embarques, sino que ofrecen servicios exprés para los grandes carteles mexicanos y de los Balcanes (los albaneses especialmente). Ya tienen el control de las rutas internas desde las fronteras hasta los puertos”, declaró un funcionario ecuatoriano que investiga la evolución de estos grupos criminales al diario digital Primicias.
La ubicación de Ecuador, entre Colombia y Perú, dos de los grandes productores de droga del mundo, junto con factores como la debilidad institucional y las desigualdades económicas han convertido al país en un campo fértil para el crimen organizado.
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