ONU: la sequía y la desertificación podrían ser la “próxima pandemia”
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Cada 17 de junio, la ONU celebra el Día Lucha contra la Desertificación y la Sequía. La desertificación consiste en la degradación de suelos secos o semisecos en terrenos no fértiles y áridos. Cuanto más se degraden estos suelos, menos agua se produce, las lluvias no se retienen y la sequía se agrava. En 2021, y bajo el lema 'Restauración. Tierras. Recuperación', los esfuerzos se están concentrando en conseguir fondos para transformar las tierras degradadas en tierras sanas.
Casi las tres cuartas partes del planeta que no están cubiertas de hielo han sido alteradas por el ser humano para poder satisfacer las necesidades de producir cada vez más comida, extraer más materias primas o construir carreteras y demás infraestructura.
Esta presión ejercida sobre los ecosistemas hace que estemos perdiendo cobertura forestal y que las tierras semisecas o secas se estén desertificando. Es decir, se están degradando tanto que terminarán por convertirse en suelos áridos y no productivos. Este término no debe confundirse con desertización, que significa la expansión de los desiertos ya existentes. Mientras que este último es un fenómeno natural, la desertificación está causada principalmente por la actividad humana y afecta al 40% de la población.
En América Latina la deforestación es la principal causa de la desertificación de suelos. En un reporte publicado por WWF en enero de este año se revela que "entre 2004 y 2017, más de 43 millones de hectáreas de bosque fueron devastadas en esas zonas, un área del tamaño de California, en Estados Unidos". De los 24 frentes de deforestación que identificaron en el mundo, nueve están en la región. Es decir, más del 40% de los focos de deforestación en el mundo están en Latinoamérica.
Del otro lado del océano Atlántico, España y Portugal son los países europeos que más sufrirán los efectos de la desertificación.
Hoy lanzamos un nuevo informe📗, donde alertamos que la Península Ibérica será una de las más afectadas de Europa por el aumento de sequías más intensas y un aumento de la temperatura significativo.
— WWF España 🐼 (@WWFespana) June 17, 2021
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Según Miguel Pacheco, coordinador de Recursos Naturales y Medios de Vida y especialista forestal para WWF Colombia, el problema necesita de atención urgente. "Veo día a día los procesos de degradación y deforestación y preocupa bastante que no se le esté dando la atención debida (...) Si esto continúa, nuestros estilos de vida van a cambiar y tendremos que aprovechar otro tipo de recursos para alimentarnos y buscar otros medios para conseguir el agua", indicó en entrevista con France 24.
La ONU coincide en hacer este llamado de urgencia y recuerda que cuando la tierra se degrada deja de ser productiva, los espacios naturales se deterioran y se transforman. Esto hace que las emisiones de CO2 aumenten y que la biodiversidad se reduzca. Y, finalmente, hace que haya menos espacios naturales y salvajes que son los que nos protegen a los humanos de las enfermedades transmitidas por los animales, como el Covid-19, o del impacto severo de fenómenos meteorológicos como huracanes o inundaciones.
De hecho, el organismo asegura que "la sequía está a punto de convertirse en la próxima pandemia". Recuerda además que no existe una vacuna contra esta y que ha afectado de manera directa a 1.500 millones de personas en lo que llevamos de siglo.
Restauración. Tierras. Recuperación
Precisamente para orientar la atención hacia esta problemática global, cada 17 de junio se celebra el Día de Lucha contra la Desertificación y la Sequía. Este año Costa Rica fue el país anfitrión: es el primer país tropical que ha logrado revertir la degradación de bosques y que cuenta ahora con una tasa de cobertura forestal de más del 52% de su territorio.
El presidente de la república, Carlos Alvarado Quesada, mandó un mensaje para incentivar a los gobiernos a que financien la restauración de casi 1.000 millones de hectáreas degradadas a nivel global, una superficie equivalente a China. Quesada dijo que hay que hacer llegar recursos a los países, particularmente de renta baja y media, que implementen planes de restauración y recuperación. Recordó que "es una forma de solidaridad global" y que es posible "hacerlo de una manera ambientalmente sostenible y económicamente sostenible".
Y es que la restauración de tierras degradadas es una solución ambiental, social y económica: crea empleo, aumenta ingresos, recupera la biodiversidad de la zona y reduce las cantidades de carbono emitidas a la atmósfera. Esto ralentiza el calentamiento global y, por ende, el cambio climático.
La restauración de los 1.000 millones de hectáreas mencionadas es uno de los objetivos a cumplir durante el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas que inició en 2021.