Este embajador entrena espías, seda o desmoviliza a la comunidades de Ecuador, mediante USAID y los voluntarios del cuerpo de paz, organiza, equipa, vigila, las acciones de la policía y el ejercito de Ecuador, mediante la DEA, que ahora tiene una oficina y agentes encubiertos en el país, o usando el Comando Sur del ejército norteamericano, controla y atrae a los empresarios mediante la Cámara Ecuatoriano Norteamericana, mediante la reducciones de impuestos a las importaciones de Ecuador, manipula la Asociación de Radiodifusión y televisión de Ecuador AER mediante becas, estudios y la repeticion de noticias de las grandes cadenas internacionales de paíes capitalistas, En otras palabras, el Embajador de Estados Unidos el dueño del país desde el 2018.
A no dudarlo el embajador Fitzpatrick es el mejor embajador de los Estados Unidos en Sudamérica, pues los demás no han podido evitar el retorno del izquierda sudamericana en la región, pero indudablemente, el mayor logro del embajador ha sido la entrega de 200.000 Km2 del mar territorial del Ecuador, para proteger las Islas Galápagos, de las enormes y voraces flotas pesqueras Chinas, que depredan el océano Pacífico y de los narcotraficantes que usan nuestro mar territorial para llegar a Centro América.
El problema de nuestra alianza con Estados Unidos, es que nos involucra en una guerra, la Guerra al Narcotráfico, que procura evitar el ingreso de cocaína a los Estados Unidos, pero que no logra ni reducir la demanda, ni el precio de esta droga en ese país, lo que hace imposible ganar la guerra, pero esta guerra permite a las empresas norteamericanas de armas, equipar a la policía, el ejercito, a los narcos y sicarios, lo que les produce con ganancias enormes, controlar el ejercito, la policía, la justicia, los medios e incluso al presidente de Ecuador, ocupar Manta y Galápagos, tener bases militares norteamericanas en el Pacífico, y lo peor, que los ecuatorianos se maten entre ellos, que las cárceles, se llenen con presos, que le cuestan al país, no a los norteamericanos, por traficar drogas a Norteamérica, presos que son muy caros, porque mantenerlos cuesta mas que los estudiantes, o alimentar a los desnutridos, que son casi el 25 por ciento de los niños del país, esto sucede en un país que retornó bruscamente a la pobreza, tras 10 años de crecimiento extraordinario, agravado por la pandemia y la crisis económica
Además los presos en Ecuador, convierten a las prisiones en universidades de delincuentes, en centro de operaciones de los carteles y sicarios, en lugares de reclutamiento, en centros de financiamiento de capañas y candidatos políticos.
Esta guerra permite a los ricos, sean, transnacionales, empresarios, exportadores, políticos, funcionarios públicos corruptos, policías o militares de este país, ser los principales explotadores de su gente, como lo fueron los terratenientes, militares y la Iglesia Católica en los tiempos de la Colonia, cuando éramos súbditos del rey de España.
Estados Unidos está viviendo la derrota de la guerra a narcotráfico, en América Latina y Afganistán, porque no puede parar su demanda, ni reducir los precios de la droga, que se puede lograr con la simple legalización de ella, como lo hizo con el alcohol en los años 30 y con la marihuana en este primer cuarto del siglo XX.
Sabemos que es una derrota esta guerra, porque los latinoamericanos que apoyaron la guerra, están escapando de sus países que han sido tomados por los carteles y la pobreza, como por ejemplo de México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Colombia, Ecuador, o Perú, que precisamemete es donde USA libra guerras al narcotráfico.
A no dudarlo ser un aliado de Estados Unidos es mejor que ser un aliado de Rusia, como lo demuestran Cuba, Nicaragua y Venezuela, que no han podido frenar su deterioro al enfrentarse con USA.
Rusia, el último imperio blanco, cristiano de Europa, fracasó en implementar el comunismo en Europa del Este, mientras Estados Unidos ha logrado éxito implementando su capitalismo industrial en Europa Occidental, Japon, Corea, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, India, o Singapur, Pero ahora junto con la OTAN y Rusia nos están llevado al mundo a la Tercera Guerra Mundial.
Ser un aliado de Estados Unidos en esta guerra al narcotráfico, donde Estados Unidos está perdiendo, está empobreciendo a nuestros países, produciendo olas migratorias como produjo la guerra de Vietnám que llevó miles de refugiados vietnamitas a Estados Unidos, la Guerra de Afganistán que hizo lo mismo, o la Guerra contra Cuba, donde fue derrotado en Bahia de Cochinos.
En Ecuador la visible derrota en la guerra al narcotráfico al igual que en Colombia esta empobreciendo a nuestros países, y está creando olas migratorioas.
La derrota de los bloqueos a Cuba, Nicaragua y Venezuela que no han conseguido derrocar a los gobiernos izquierdistas de esos países, está sacando a los aliados y fanáticos de Estados Unidos, hacíendoles cree que ya es imposible vivir como en norte opulento, en nuestros países saqueados, violentos, y desiguales.
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Embajador Michael J. Fitzpatrick
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Ambassador Michael J. Fitzpatrick
Michael J. Fitzpatrick se desempeñó como Subsecretario Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental a cargo de la región andina, Brasil y el Cono Sur hasta el 2018. Como diplomático de carrera del Servicio Exterior, con el rango de Ministro Consejero, fue Representante ad interim de los Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos (OEA) del 2014 al 2016 y Coordinador de los Estados Unidos para la Cumbre de las Américas. Se desempeñó anteriormente como Encargado de Negocios, a.i. y Ministro Consejero de la Embajada de los Estados Unidos en Lima, Perú (2011-2014), y como Asesor de Política Exterior del Jefe de la Guardia Nacional en el Departamento de Defensa. Fue Ministro Consejero de la Embajada de los Estados Unidos en Asunción, Paraguay (2006-2009).
Sus cargos anteriores en el exterior incluyen Nairobi, Kenia; Bruselas, Bélgica; Bogotá, Colombia; Manila, Filipinas; y Lima, Perú. También trabajó en Washington como Asistente Especial del Viceministro de Estado para Asuntos Políticos; miembro del equipo del Secretario de Estado; y funcionario de apoyo a la participación de los Estados Unidos y la OTAN en la antigua Yugoslavia durante el Proceso de Paz de Dayton.
Ha recibido numerosos reconocimientos durante su carrera diplomática, tales como el Premio del Director General del Departamento de Estado, el Premio W. Averell Harriman de la Asociación Americana del Servicio Exterior y el de Honor Superior del Departamento de Estado en múltiples ocasiones.
Fitzpatrick se unió al Servicio Diplomático de los Estados Unidos en 1988. Posee una Licenciatura de la Universidad de Georgetown y una Maestría en Asuntos Internacionales (Política de Seguridad Internacional) de la Escuela de Administración Pública e Internacional, Universidad de Columbia.
Sus intereses personales incluyen montañismo/senderismo, ciclismo y otros deportes al aire libre. Habla español y francés. Está casado con Silvana Valdivieso de Lima, Perú, y tienen una hija adulta.