La vivienda y el crecimiento urbano: Hechos que cambiaron la vida de los ecuatorianos

Por Maximiliano Moreno

http://www.hoy.com.ec/especial/edimpres/20/hoy04.htm
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NIVEL DE EDUCACION
PUBLICACION DE LIBROS
LOS ECUATORIANOS EN LAS URNAS



Año
Ambos
Hombres
Mujeres
 /Total
sexos
%
1950
3.310.080
1.641.830
1.668.250
50,4
1955
3.806.240
1.895.226
1.911.014
50,2
1960
4.412.940
2.204.425
2.208.516
50,0
1965
5.162.440
2.585.762
2.576.678
49,9
1970
6.050.555
3.036.543
3.014.012
49,8
1975
7.034.506
3.534.898
3.499.608
49,7
1980
8.123.355
4.084.842
4.038.513
49,7
1985
9.317.051
4.685.776
4.631.275
49,7
1990
10.587.227
5.324.706
5.262.521
49,7
2000
13.319.330
6.697.164
6.622.166
49,7





Para mediados del siglo XX, Ecuador era un país esencialmente rural.   Luego de la Segunda Guerra Mundial,  se da la revolución de los antibióticos,  y el mundo  tiene un crecimiento explosivo. En Ecuador este crecimiento,  en especial en la Costa,  cambia el orden político, haciendo que los partidos liberales, que tienen más seguidores en esta región,  lleguen a ser poder, por un prolongado período de 65años.

Esto ha cambiado la ocupación del espacio físico, concentrando en la actualidad una mayor población urbana, que rural.
En las ciudades, la presencia de nuevos materiales de construcción como el cemento,  la dotación de servicios básicos, la vialidad, hacen que Ecuador cambie completamente su modelo de ocupación del espacio físico.
Se ha producido una expansión de la frontera agrícola, de manera que hay una gran perdida de áreas silvestres en tierra y el mar.  El problema marino tiene ya magnitudes severas, pues los pescadores ahora tienen que ir a dormir en alta mar para capturar cardumen, cuando antes era cuestión de lanzar una red desde las playas.
Este crecimiento poblacional explosivo, como en todos los países del mundo, coincide con el índice de pobreza: entre más pobreza, más crecimiento poblacional-  En la medida que los ingresos económicos han ido mejorando el crecimiento poblacional ha bajado así, de un crecimiento de 3.4% cuando empezó la revolución de los antibióticos en los 50, y la pobreza significaba una expectativa de vida que apenas sobrepasaba los 50 años;  ahora está en un crecimiento de alrededor de la mitad y la expectativa de vida al nacer llega a los 75 años, siendo mayor el crecimiento  en las zonas más pobres.
Este aumento poblacional explosivo, ha sido apoyado por la iglesia católica, que se ha opuesto al uso de anticonceptivos, pues lleva una competencia con la religión musulmana, que para luego del 2020, tendrá más seguidores.  También ha sido apoyada por los indígenas y negros,  que pretenden ser mayoría de votantes, para controlar los recursos económicos del Estado, es decir, ser poder.
Pero esta práctica contradictoria e inconsecuente con la realidad ecológica, que afecta de manera severa la biodiversidad del país,  se ha convertido en una acción contraproducente, pues las etnias y familias indígenas, al ver que de sus padres y comunidades, sólo heredan pobreza, que lo que tienen, de ninguna manera sirve para satisfacer sus necesidades y las disputas por herencias, dejan residuos insignificantes, y peleas intra-familiares, optan por abandonar los campos y emigrar a las ciudades, donde lo que vale es sus habilidades, conocimientos y capacidad de trabajo, o su suerte, así, pronto dan la espalda a sus culturas ancestrales, y a lo mucho, usan trajes típicos para atraer turistas o ganar clientes.
La iglesia también vive una masiva deserción, las religiones que son más consecuentes, como los protestantes y los llamados cristianos, han fracturado el poder de la Iglesia, pues esta defiende una doble moral, en que los divorciados, los que usan anticonceptivos, y los que no comparten con el prójimo su riqueza, siguen rezando y escuchando los sermones, con la cabeza baja,  en tanto a la salida viven una realidad distinta.
La presencia de un crecimiento de población acelerado, se frenó en el año 2000,  en que 3 millones de ecuatorianos migraron al extranjero, convirtiéndose en la nación latinoamericana que más emigrantes produjo,  durante los primeros años de esta década.  La causa, la crisis bancaria, en que los cuenta ahorristas  perdieron su dinero que terminó en Miami, o en paraísos fiscales, y que obligó a la adopción del dólar como moneda, al perder la población su confianza en el sucre.
Pero este crecimiento poblacional, no es sólo en el número de bócas que alimentar, cada persona ha multiplicado sus necesidades.  Los jóvenes y niños son ahora mucho más caros que antes, pues necesitan para su crecimiento y articulación social, de muchas más cosas que las generaciones anteriores,  lo que crea un acelerado inconformismo, con un incremento notable de la violencia urbana, el robo, la criminalidad para salir del paso,  ante las frustraciones y las limitaciones, aunque sea momentáneamente.
Este fenómeno de crecimiento poblacional explosivo, multiplicado por una imposible capacidad de satisfacer la demanda de los niños, jóvenes y adultos jóvenes, esta llegando a situaciones inmanejables como lo que pasa en Guayaquil, o en naciones centroamericanas como El Salvador y Guatemala.  En tanto la hambruna se extiende vertiginosamente desde el cuerno de Africa, a una población golpeada por el Sida, la tuberculosis, la malaria, que en la medida que es más pobre, más se reproduce y sus hambrientos se convierten en ilegales dentro de los países con mayor desarrollo,  a donde llegan para contaminar y crear desestabilidades.
Es un hecho que fue estudiado por Josué de Castro antes de la guerra mundial, en que mediante pruebas de laboratorio demostró, que las pulgas hambrientas de un perro flaco y las ratas con poco alimento, se reproducían mas rápidamente.  En  los países con hambrunas, hay una explosiva tasa de natalidad, mientras en los países desarrollados, el crecimiento poblacional es deficitario, llegando a ser preocupación de los gobiernos, que pagan a las mujeres que se llegan a embarazar, pues sin población joven y con un creciente número de ancianos,  tendrán que hacer que las maquinas y los robots sean altamente eficientes, o que se respete en el mundo la propiedad intelectual  para financiar las costosas necesidades de los viejos en esos países.  El pretender que el conocimiento y la propiedad intelectual sea respetada, es un imposible, pues en esencia, y por su particularidad, el conocimiento no tienen ni dueños, ni fronteras, ni lenguas que lo puedan retener,  una vez que nace, existe por si mismo, aunque hayan existido, personas, clases sociales, guerreros, o estudiosos que lo han poseído temporalmente, e incluso han tratado de guardarlo secretamente.
Así pues, Ecuador, es todavía, junto con los países desarrollados, uno los principales contaminantes y depredadores ,   un agente causal de la crisis ecológica del planeta,  al  destruir la vida silvestre, con la desventaja, de que al ser un productor de materias primas y alimentos, el cambio climático,  que es un factor con mucha mas influencia  en los productores de alimentos, que en los  que dependen de productos de la mente humana, se ve frente a un futuro incierto.


Para complemento les presento este articulo  de Juliomen
Aún no hay resultados definitivos del Censo 2010. Basado en avances, el director del INEC, Byron Villacís, confirma que la población ecuatoriana envejece. El estrato de 0 a 24 años ya no es el más populoso, como arrojó el censo de 2001, sino aquel entre 20 y 35 años. En 1990 la población urbana menor a 10 años era 24,4% del total; en 2000 bajó a 21,3%, y para diciembre 2010 se estima en 16,0%. Las consecuencias económicas son enormes. Estamos en la etapa de transición demográfica en que los países aprovechan para desarrollarse. Es una etapa muy corta, que no debe desperdiciarse. Durante la mayor parte de la historia, la población creció a paso lento, combinación de altas tasas de natalidad y mortandad. En el siglo pasado los avances médicos redujeron drásticamente la mortandad. Como resultado la población infantil creció, requiriendo que la sociedad y los hogares dedicaran gran parte de sus recursos a mantener a la población infantil en expansión. Hace 50 años, con frecuencia las familias tenían 6 u 8 hijos. No se daba abasto el Presupuesto del Estado para abrir escuelas. Esa situación aún se da en África. Hoy, las familias cortas son la regla. Eso permite a los hogares a invertir más, pues tienen que mantener menos hijos. La presión en el Presupuesto del Estado no es en más escuelas, sino equipar mejor las ya existentes. La generación en que se criaban 6 y 8 hermanos es la que hoy trabaja, y los viejos son pocos, porque hay muchos hijos que los pueden mantener –o aportar al Seguro Social–. A su vez esa generación populosa tiene menos hijos, y puede mejorar su nivel de vida. El porcentaje de la población en edad de trabajar crece a expensas de la generación de infantes y ancianos, y el país puede producir más. Como parte del proceso de su vertiginoso crecimiento, hace una generación China e India, cada una a su manera, impulsó draconianos controles de la natalidad, que han permitido que en esos países los adultos constituyan la franja dominante de la población. En una o dos generaciones, los de edad de trabajar serán los que nacieron en familias de dos o tres hermanos, o quizá fueron hijos únicos. Entonces tendrán que mantener una gran población de ancianos, porque los avances médicos permiten a los retirados vivir por más años. Eso sucede en Japón y Europa, no tanto en Estados Unidos por los afros e hispanos. España hace medio siglo aún exportaba población. Hoy, pide migrantes. Conscientes de esta realidad demográfica los países asiáticos hacen hincapié en crear empleos y crecer: ya habrá el momento de ser más selectivos con el empleo. En el Ecuador, en cambio, la política es preferir que trabajen pocos, pero que estén bien remunerados, y que el resto viva de subsidios. Corremos el peligro que la etapa demográfica conducente al crecimiento económico acelerado transcurra sin que nosotros la aprovechemos, y entremos aún subdesarrollados a la etapa de población en que predominan los viejos. En cuyo caso nos convertiríamos en un país pobre, sin futuro. CIFRAS DE LA POBREZA RURAL DEL ECUADOR La visión predominante que tenemos en Ecuador es que la pobreza rural está asociada a la Sierra y a la población indígena. La información estadística disponible que proyecta la última encuesta de condiciones de vida expandida a la información del censo de población del 2001 (último disponible) no confirma ese estereotipo. Hoy en día las provincias con mayor número de pobres rurales son todas costeñas: Manabí, Guayas (incluye la hoy provincia de Santa Elena) y Los Ríos. Le sigue en un lejano cuarto lugar la de Chimborazo. En estas tres provincias viven 960 mil con ingresos insuficientes, el 32% de todos los pobres rurales del país; es decir, 1 de cada 3 son manabas, guayasenses y fluminenses. ¿Quiénes son estos pobres rurales, entendidos como aquellos que viven por fuera de ciudades de 25.000 habitantes o más? Pues básicamente son dos categorías de familias: campesinos con poca tierra (relativa al tipo de producto o actividad agropecuaria) y muy limitado acceso a apoyos productivos y crediticios; o, campesinos sin tierra y trabajadores agrícolas eventuales, con bajos niveles de calificación laboral, muchos de ellos con residencia en los centros parroquiales y capitales municipales de esas provincias. Tienen en común reducida escolaridad, normalmente primaria incompleta, muchos analfabetos funcionales, con una fuerte propensión a ver sus muy reducidos ahorros desaparecer, cuando hay una enfermedad o muerte en la familia. ¿Por qué tanta pobreza rural en estas provincias? Si bien son necesarios estudios adicionales, quisiera avanzar 4 respuestas. La primera es que la modernización agrícola en muchas de las producciones típicamente costeñas como el banano, trajo aparejado una disminución en el número de trabajadores por hectárea, así como la reducción en el número de trabajadores permanentes a favor de eventuales. Segundo, que la baja eficacia de las políticas sociales, no dotó a los trabajadores de mejores calificaciones que aumenten su empleabilidad, ni hubo acciones dirigidas a incentivar que los estudiantes permanezcan en el sistema educativo. Los padres prefieren sacar a los estudiantes del sistema escolar, porque en su cálculo el tipo de educación que reciben no les asegura mejoras en bienestar en la vejez. Tercero, por la debilidad de los sistemas y redes de solidaridad y protección social, lo que se denomina en la jerga especializada, capital social, que les hace fáciles víctimas de sistemas clientelares de todo tipo. Cuarto, porque los sistemas de apoyo estatal y privado a la agricultura, son casi inexistentes para los campesinos o los que existen son de tan mala calidad (fallas de mercado y de Estado) que ellos se vuelven presas de sistemas de fomentadores e intermediarios, que finalmente se quedan con la mayor parte del excedente producido. En este contexto, es indudable que acciones aisladas e inconexas entre políticas sociales y productivas, políticas de capacitación y laborales y políticas agropecuarias propiamente dichas (crédito, asistencia técnica y comercialización) no podrán reducir significativamente la pobreza rural, uno de los más grandes dramas que tenemos como sociedad. Pero esto no puede definirse solo desde Quito. Se requiere para estos y otros territorios, políticas que combinen inversiones significativas, con plataformas territoriales que promuevan la interacción entre los pobres rurales, las agencias del gobierno central, los gobiernos provinciales y municipales, las ONG y las empresas en los espacios concretos. El Gobierno comienza a dar pasos en esta dirección.


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