Por Maximiliano Moreno
Cuando los españoles llegaron a América traían en su mente las principales taras sociales del Viejo Continente: la esclavitud y la guerra.
Durante los dosmil años de historia escrita de ese continente, antes del descubrimiento de América, la esclavitud era una normalidad, en la que unos seres humanos podían disponer a su antojo de la vida de otros, gracias a las guerras.
La esclavitud fue el producto de sociedades donde se desarrolló la agricultura y necesitaban mano de obra. En las culturas de América, los Mayas, Aztecas e Incas también desarrollaron formas de esclavitud. En las sociedades territoriales, la crueldad era y es espectáculo público, pero en Roma llegó a su máximo relieve.
Pero esta demencia esclavista que en el Imperio Romano se convirtió en sangre de gladiadores y fieras, comiéndose a los supuestos enemigos del Imperio y celebrado por decenas de miles de espectadores, en la conquista de América, se convirtió en el sometimiento, transporte y humillación de casi 100 millones de negros africanos, traídos en condición de animales costosos y más inteligentes.
Bartolomé de las Casas, en los primeros años de la llegada de los conquistadores a América, logró frenar la esclavitud indígena en la corte de Carlos V.
Portugal, que no había encontrado las enormes riquezas en oro que encontró España, vio en los negros un gran negocio y efectivamente el trafico negrero se convirtió en riqueza que atrajo también a ingleses, franceses y holandeses. Esto fue legal por 4 siglos.
Los primeros afrodescendientes llegaron probablemente de la costa occidental de Africa a Esmeraldas. Para mediados del sigo XV, encalló en las costas de la actual provincia de Esmeraldas un barco negrero, se afirma que fue en Punta Galeras, de donde precisamente viene el nombre del lugar, pues galeras eran los lugares en donde se confinaban a los negros para su traslado a América.
Un segundo grupo llegó desde Cartagena de Indias, posiblemente del Congo y Africa Central. Llegaro traídos por los Jesuitas para sus plantaciones en el actual Valle del Chota arribando primero a la Concepción y Cuajara, las dos enormes haciendas de caña.
Los negros de Esmeraldas, convirtieron a este espacio que iba desde Puerto de Buena Ventura, hoy parte de Colombia. hasta Bahía en la mitad de la Costa Ecuatoriana., en territorio de cimarrones, con casi mil kilometros de costa. Estos cimarrones, esclavos no sometidos a la Corona Española, crearon el primer territorio libre en América, venciendo en decenas de combates a la armada y ejército imperial, lo que permitió que nacionalidades como los Chachis, Awa, Eperas, y otras vivieran bajo su amparo en una relación de alianza.
La independencia de Ecuador, por Simón Bolivar, que fue amamantado por una negra, y ofreció a los negros libertad, quedó en nada. En 1851, cuando que por Europa corría una corriente antiesclavista, el gobierno del mulato, General José María Urbina, abolió la esclavitud y les amparó con un ejército de negros muy temido llamado los Tauras.
Pero en las zonas andinas eso no significó cambio, ni siquiera la Revolución Liberal de Alfaro, que se inició con un ejercito negro, los llamados negros patibularios del coronel Vargas Torres, que fueron derrotados en Azuay, pero triunfaron al integrarse a las montoneras del "Viejo Luchador". Tampoco la rebelión de Carlos Concha en 1914, que subió con sus hombres hasta la zona, para sacar del poder traidores de la Revolución Liberal. Nada cambió en algo la miseria del negro andino, por el contrario los negros andinos les dieron la espalda a los que venían armados desde la Costa.
El gobierno del General Eloy Alfaro fundó una escuela en La Concepción, pero no pudo funcionar en su primer año, porque los seudo esclavos locales no querían que sus hijas e hijos estudien juntos.
Luego de la expulsión de los Jesuitas en 1765, esta tierrras pasaron a la Real Audiencia de Quito y después a los terratenientes serranos, que fueron corretatedos por la Revolución Liberal. Sin embargo los afroandinos prefirieron seguir siendo peones mal tratados y peor pagados, debido a un fanatismo religioso católico ultra conservador.
Fue la llegada de tren en 1950 la que cambió sus vidas. Este avance tecnológico les abrió las puertas a un horizonte nuevo, finalmente se sintieron libres y cuando llegó la Reforma Agraria, en 1968 y en 1974; por primera vez fueron propietarios de sus casas, animales y sus tierras, que ni siquiera las ganaron peleando sino que las compraron en su mayoría.
El fanatismo Católica aun los tiene sometidos en lugares como La Concepción, se viven la pobreza en el viejo mundo de la doble moral catílica, de manera que los jóvenes prefieren escapar; pero pueblos vecinos en el Chota, La Loma, Guallupe han encontrado caminos para un futuro diferente, alentados por el éxito deportivo y profesional de su gente.
En Esmeraldas, el progreso vial y tecnológico operó en sentido contrario, los afrocosteños, han perdido sus tierras en los campos a medida que las carreteras llegan. Hoy viven apiñados en barrios miseria de Borbón, Esmeraldas, Quito, Guayaquil. Devastan las selvas que cuidaron sus abuelos. Están entrampados en violencia callejera, bandas, juveniles, prostitución y maldad, que golpea la puerta de sus casuchas.
Y aunque ha producido los mejores deportistas, escritores, bailarines y poetas es este país. La tecnología y el desarrollo no ha servido para darles espacios de dignidad a la gran mayoría de ellos. Sólo unos pocos que llegan a ser profesionales, políticos, o comerciantes ricos han sacado partido.
Cuando los españoles llegaron a América traían en su mente las principales taras sociales del Viejo Continente: la esclavitud y la guerra.
Durante los dosmil años de historia escrita de ese continente, antes del descubrimiento de América, la esclavitud era una normalidad, en la que unos seres humanos podían disponer a su antojo de la vida de otros, gracias a las guerras.
La esclavitud fue el producto de sociedades donde se desarrolló la agricultura y necesitaban mano de obra. En las culturas de América, los Mayas, Aztecas e Incas también desarrollaron formas de esclavitud. En las sociedades territoriales, la crueldad era y es espectáculo público, pero en Roma llegó a su máximo relieve.
Pero esta demencia esclavista que en el Imperio Romano se convirtió en sangre de gladiadores y fieras, comiéndose a los supuestos enemigos del Imperio y celebrado por decenas de miles de espectadores, en la conquista de América, se convirtió en el sometimiento, transporte y humillación de casi 100 millones de negros africanos, traídos en condición de animales costosos y más inteligentes.
Bartolomé de las Casas, en los primeros años de la llegada de los conquistadores a América, logró frenar la esclavitud indígena en la corte de Carlos V.
Portugal, que no había encontrado las enormes riquezas en oro que encontró España, vio en los negros un gran negocio y efectivamente el trafico negrero se convirtió en riqueza que atrajo también a ingleses, franceses y holandeses. Esto fue legal por 4 siglos.
Los primeros afrodescendientes llegaron probablemente de la costa occidental de Africa a Esmeraldas. Para mediados del sigo XV, encalló en las costas de la actual provincia de Esmeraldas un barco negrero, se afirma que fue en Punta Galeras, de donde precisamente viene el nombre del lugar, pues galeras eran los lugares en donde se confinaban a los negros para su traslado a América.
Un segundo grupo llegó desde Cartagena de Indias, posiblemente del Congo y Africa Central. Llegaro traídos por los Jesuitas para sus plantaciones en el actual Valle del Chota arribando primero a la Concepción y Cuajara, las dos enormes haciendas de caña.
Los negros de Esmeraldas, convirtieron a este espacio que iba desde Puerto de Buena Ventura, hoy parte de Colombia. hasta Bahía en la mitad de la Costa Ecuatoriana., en territorio de cimarrones, con casi mil kilometros de costa. Estos cimarrones, esclavos no sometidos a la Corona Española, crearon el primer territorio libre en América, venciendo en decenas de combates a la armada y ejército imperial, lo que permitió que nacionalidades como los Chachis, Awa, Eperas, y otras vivieran bajo su amparo en una relación de alianza.
La independencia de Ecuador, por Simón Bolivar, que fue amamantado por una negra, y ofreció a los negros libertad, quedó en nada. En 1851, cuando que por Europa corría una corriente antiesclavista, el gobierno del mulato, General José María Urbina, abolió la esclavitud y les amparó con un ejército de negros muy temido llamado los Tauras.
Pero en las zonas andinas eso no significó cambio, ni siquiera la Revolución Liberal de Alfaro, que se inició con un ejercito negro, los llamados negros patibularios del coronel Vargas Torres, que fueron derrotados en Azuay, pero triunfaron al integrarse a las montoneras del "Viejo Luchador". Tampoco la rebelión de Carlos Concha en 1914, que subió con sus hombres hasta la zona, para sacar del poder traidores de la Revolución Liberal. Nada cambió en algo la miseria del negro andino, por el contrario los negros andinos les dieron la espalda a los que venían armados desde la Costa.
El gobierno del General Eloy Alfaro fundó una escuela en La Concepción, pero no pudo funcionar en su primer año, porque los seudo esclavos locales no querían que sus hijas e hijos estudien juntos.
Luego de la expulsión de los Jesuitas en 1765, esta tierrras pasaron a la Real Audiencia de Quito y después a los terratenientes serranos, que fueron corretatedos por la Revolución Liberal. Sin embargo los afroandinos prefirieron seguir siendo peones mal tratados y peor pagados, debido a un fanatismo religioso católico ultra conservador.
Fue la llegada de tren en 1950 la que cambió sus vidas. Este avance tecnológico les abrió las puertas a un horizonte nuevo, finalmente se sintieron libres y cuando llegó la Reforma Agraria, en 1968 y en 1974; por primera vez fueron propietarios de sus casas, animales y sus tierras, que ni siquiera las ganaron peleando sino que las compraron en su mayoría.
El fanatismo Católica aun los tiene sometidos en lugares como La Concepción, se viven la pobreza en el viejo mundo de la doble moral catílica, de manera que los jóvenes prefieren escapar; pero pueblos vecinos en el Chota, La Loma, Guallupe han encontrado caminos para un futuro diferente, alentados por el éxito deportivo y profesional de su gente.
En Esmeraldas, el progreso vial y tecnológico operó en sentido contrario, los afrocosteños, han perdido sus tierras en los campos a medida que las carreteras llegan. Hoy viven apiñados en barrios miseria de Borbón, Esmeraldas, Quito, Guayaquil. Devastan las selvas que cuidaron sus abuelos. Están entrampados en violencia callejera, bandas, juveniles, prostitución y maldad, que golpea la puerta de sus casuchas.
Y aunque ha producido los mejores deportistas, escritores, bailarines y poetas es este país. La tecnología y el desarrollo no ha servido para darles espacios de dignidad a la gran mayoría de ellos. Sólo unos pocos que llegan a ser profesionales, políticos, o comerciantes ricos han sacado partido.