Pronunciamiento publico organizaciones no gubernamentales ecuatorianas

PRONUNCIAMIENTO PÚBLICO: ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES ECUATORIANAS

Pronunciamiento público: Organizaciones no gubernamentales ecuatorianas
Las Organizaciones No Gubernamentales abajo firmantes expresamos nuestro profundo pesar con aquellas familias que perdieron a seres queridos y también con aquellas que atraviesan la difícil situación de haberse contagiado o tener familiares contagiados con COVID 19. Enviamos a estas familias un abrazo solidario en el marco de esta pandemia que enluta a todo el país y al mundo.
Ante la dolorosa situación por la que atraviesa el pueblo ecuatoriano y frente a las medidas que están siendo adoptadas por el gobierno nacional para enfrentar esta crisis humana, social y económica: Consideramos que:
1. La profundidad de la crisis ecuatoriana actual, aunque se ha agravado por los problemas provocados por el COVID 19, no puede ser atribuida únicamente a la pandemia. Esta crisis es la expresión de un modelo de desarrollo con profundas desigualdades que ha provocado que la mayoría de la población no alcance una vida digna y acorde a las aspiraciones de bienestar y crecimiento que todos los pueblos demandan y ha desencadenado extremas amenazas para la vida en la Tierra.
2. La crisis sanitaria que estamos viviendo es una faceta de la crisis global, es una crisis de bio-seguridad, que tiene que ver no solo con la salud, la infraestructura sanitaria, los recursos económicos, humanos y técnicos, sino con la soberanía alimentaria, la seguridad, la información, la educación, la conciencia colectiva, la sostenibilidad ambiental, la solidaridad y, lógicamente, con el ordenamiento nacional y territorial, la participación política, empresarial y de la sociedad civil.
3. La crisis nos ha demostrado que es fundamental poner a la vida del ser humano al centro de todas las acciones y propuestas, esto en relación con las estructuras, instituciones, empresas, organizaciones, partidos, planes, programas, leyes, tecnología, etc. No actuar de esta manera ha generado el descuido de las relaciones familiares, del bienestar personal no individual, de la austeridad, del cuidado de los recursos, del bien común.
4. Esta crisis ha demostrado que el Estado debe tener un rol principal como garante de bienestar colectivo en: provisión de servicios de salud, educación, vivienda, alimentación y servicios públicos de calidad a todos los ecuatorianos, para lo cual se requiere de acuerdos democráticos amplios, especialmente sobre como el país debe generar y redistribuir la riqueza y como se deben garantizar los sistemas de representación y participación social, política y económica, que deriven en políticas públicas centradas en la vida.
5. La crisis nos ha develado la falta de coordinación y articulación de los diferentes sectores, público (gobiernos), privado y tercer sector, para sumar esfuerzos en la construcción del bien común basado en principios éticos. No hemos superado las visiones parciales y rentistas de corto plazo centradas en ganancias individualistas por lo que no se ha articulado una propuesta de generación de riqueza que contribuya a crear escenarios sociales que generen oportunidades a toda la población en su conjunto.
6. La crisis ha demostrado que tanto discurso y teorización sobre el diálogo no ha llevado a acciones concretas en favor de la construcción del bien común. Los diálogos propuestos entre sectores no han generado aún un pacto nacional sobre los principios que deben orientar nuestro modelo de desarrollo político y económico y sobre los objetivos, los resultados y la forma en que debemos medir los impactos de nuestro modelo de desarrollo para poner la vida en el centro de toda propuesta de acción para enfrentar el escenario actual de crisis y el escenario post crisis.
7. La situación actual ha evidenciado que las acciones que se desarrollan en la emergencia sanitaria deben demostrar transparencia y honestidad como lo señala la advertencia realizada por Transparencia Internacional ante la pandemia covid19 en la compra de suministros médicos, el gasto público, las acciones de solidaridad como la entrega de kits y bonos, los precios, el no monopolio o colusión.
En ese marco proponemos:
1. Es urgente hacer propuestas de un nuevo modelo de desarrollo que se base en los objetivos del bien común, una vida digna para todos, la superación de las pobrezas (no sólo la material), la recuperación de la dignidad de todas las personas, la equidad de género, la diversidad, la participación, el ejercicio de derechos, el cuidado de la naturaleza y de la vida. Estas propuestas deben venir de todos los sectores y deben ser consideradas equitativamente en las leyes, en las instituciones, en la estructura, en las prácticas, en todas las esferas (política, económica y social) y en la cultura nacional.
2. Lo anterior demanda exhortar a todos los sectores, público, privado, ONG, organizaciones sociales, academia, organizaciones políticas, organizaciones de la economía popular y solidaria a unirnos en lo que algunos han llamado un “gran pacto nacional” para construir ese nuevo modelo de desarrollo, que pone al centro al ser humano y se construye sobre los pilares de la justicia, la libertad, la verdad, la equidad, la participación y el bien común. Como parte del tercer sector nos comprometemos a promover, animar y defender este gran pacto nacional.
3. Para superar esta crisis sanitaria, debemos desde todos los sectores contribuir y comprometernos con la aplicación de nuevos protocolos definidos para proteger a grupos prioritarios y la población en general que empiecen por la salud, la educación, el trabajo, la seguridad, y continúen con la soberanía alimentaria, la bioseguridad, la información, la sostenibilidad ambiental, la solidaridad, la no violencia y convivencia pacífica, el ordenamiento de acciones a nivel nacional y territorial, la participación política, empresarial y de la sociedad civil.
4. En línea con lo anterior, cualquier medida o propuesta en relación con la etapa actual y post emergencia deben poner al ser humano y la defensa de la vida como valor central, por tanto, en la definición de las políticas públicas debe considerarse la equidad, la justicia social y no discriminación, la transparencia e integridad, la participación ciudadana, la solidaridad social, la innovación, el respeto y fomento de la diversidad.
5. El Estado debe recuperar el rol de garante del bienestar colectivo para lo cual, desde el Gobierno Nacional, se debe promover urgentemente acuerdos democráticos amplios, especialmente sobre como el país debe generar y redistribuir la riqueza y como se deben garantizar los sistemas de representación y participación social, política y económica, que deriven en políticas públicas centradas en la vida.
6. Debemos llamar a establecer una coordinación y articulación de los diferentes sectores, público (gobiernos), privado y tercer sector. Siendo el tercer sector (constituido por organizaciones no gubernamentales y un conjunto amplio y diverso de formas de organización social) un actor importante para enfrentar esta crisis, se lo debe considerar por su experiencia y capacidad técnica y profesional en el trabajo por la preservación y ampliación de derechos de las poblaciones, la generación de puentes entre diferentes sectores y diferentes áreas geográficas, la promoción de la participación de la comunidad, la implementación de proyectos de desarrollo y asistencia social, la generación de investigación, la promoción de alternativas de economía popular y solidaria y emprendimientos, la defensa de la naturaleza y los recursos naturales, la atención a las poblaciones más vulnerables, la generación de empleo, etc., para incidir de forma positiva, junto a la academia y el sector privado, en las políticas públicas y el impulso de diálogos con resultados concretos.
7. Bajo ese marco exhortamos al Gobierno Nacional para que se consideren las afectaciones causadas por la crisis a las organizaciones de la sociedad civil. Estas afectaciones incluyen: vulnerabilidad para sostener nuestro trabajo de servicio a los grupos más necesitados, la ausencia de normativa y poca atención desde el Estado para establecer mecanismos que estimulen el sector sin fin de lucro. Como se observa de las contribuciones mencionadas arriba, del trabajo de nuestro sector dependen un sin número de grupos de atención prioritaria siendo para estos grupos una fuente de generación de múltiples beneficios y valor agregado. Además, el sector genera empleo y tiene un importante papel para el desarrollo de procesos de participación ciudadana y veeduría social de las acciones que el Estado realiza para una correcta utilización de fondos públicos.
8. Es por lo anterior que pedimos al gobierno que se considere al sector de la sociedad civil en la construcción y ejecución de nuevas propuestas, lo que implica la posibilidad de que este sector pueda acceder con agilidad y sin trabas, a los fondos, medios, recursos y espacios destinados para superar la crisis y la garantía normativa de sostenimiento de las OSC en el trabajo de servicio a los grupos más necesitados, resguardando los empleos que éstas han generado, devolviéndoles el IVA retenido por pagos adelantados sin la demora tenida por años y permitiéndoles entre otros acceder a créditos en condiciones favorables que permitan a sus organizaciones sostener empleos y sus programas productivos o de autogestión y establecer estímulos que permitan motivar a que la empresa privada realice inversión social a través de nuestro sector.
9. Que se establezca canales para apoyar a las organizaciones del tercer sector para que participen activamente en proyectos, contratos, convenios en los que el Estado no cuenta con personal o experiencia suficiente. Esto permitiría al país aprovechar las raíces ciudadanas que las organizaciones tienen en todo el territorio nacional. La mayoría de las organizaciones ya estamos aportando de acuerdo a nuestras posibilidades en acciones locales y nacionales ante la emergencia. Además, contamos con técnicos preparados para el desarrollo de acciones en los diferentes niveles que demanda la crisis y tenemos talento humano y estrecha vinculación con la ciudadanía que en este momento es clave para las intervenciones. Este es precisamente el momento de redireccionar recursos para trabajar por las poblaciones incluyendo a organizaciones no gubernamentales y de sociedad civil.
10. Debemos fomentar con urgencia el desarrollo de procesos de veeduría social de las acciones que el Estado realiza para una correcta utilización de fondos públicos, garantizando la transparencia y honestidad, tanto en casos de emergencia como en la post – emergencia, publicando información clave en formato de datos abiertos, accesibles a cualquier ciudadano de modo que se pueda dar seguimiento a las acciones públicas y privadas relacionadas a la emergencia y enfrentar posibles aumentos de precios y acaparamiento que afectan el suministro de bienes y servicios. Las ONG hemos nacido para complementar los esfuerzos de los gobiernos en la construcción y defensa del bien común, el impulso de la no violencia y la convivencia. el desarrollo de todos los pueblos, la defensa y promoción de los derechos humanos de todas las personas y el cuidado de la naturaleza, nuestra tierra, la plurinacionalidad y la pluriculturalidad y seguimos con nuestras manos y esfuerzos siempre abiertos al servicio de todos.
Suscribimos las siguientes organizaciones:
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Pandemia en Ecuador La muerte de DOÑA BRIGIDA dolorosa pérdida en la Reserva Galera San Francisco







Brigida Mosquera  fue una de las primeras promotoras de salud de la ORGANIZACION CAMPESINA MUSNE ESMERALDAS_ OCAME.  Pero además fue la tutora del primer centro infantil de la organización.   Ella dirigía el rezo en la iglesia del Cabo San Francisco, que es la parroquia mas grande de la primera reserva marina de Sudamérica, la Reserva Galera San Francisco de unas 50.000 Ha.
Esta reserva tomó notoriedad cuando en la primera encíclica del Papa Francisco, se propuso como misión de su papado el proteger a la naturaleza, y luego con su visita a Ecuador, este empeño de que los católicos se sintieran responsables de la vida  en este país el mas megadiverso del mundo fue su mensaje.
La OCAME fue la primera organización campesina de la costa ecuatoriana y fue creada por Julián y Graciano, dos sacerdotes de la Teología de la Liberación que escaparon en 1974, de la Operación Cóndor que se llevaba a cabo en el gobierno de Pinochet en Chile.
Cuando llegué como médico rural recién casado a hacer mi rural en el Cabo San Francisco en 1982,  me tocó enfrentar  eventos trascendentes. en la vida de Ecuador, como los primeros años de retorno de las elecciones, pues desde 1968 hasta 1979 vivimos bajo gobiernos militares con la ligera interrupción de un gobierno de Velasco Ibarra, que fue derrocado por un golpe estado.
Desde 1974 Ecuador  empezó a vivir el llamado boom del petróleo, que llegó después de que en 1968 se terminó el boom del banano en Esmeraldas, con la salida de la United Fruit.
En estos años se construyó el oleoducto, el puerto petrolero de Balao y la Refinería Estatal de Esmeraldas, que era las megacontrucciones mas importantes del gobierno del General Rodríguez Lara, que fue derrocado por  un golpe militar de otro general el general Durán Arcentales, que dio paso a una nueva constitución y tras ella, a elecciones en las que ganó  Jaime Roldós.
Entre las primeras acciones de Roldós, fue respaldar a la Revolución Sandinista de Nicaragua, y envió a estudiantes del último año de medicina a apoyar los esfuerzos revolucionarios contra las enfermedades, que en Nicaragua diezmaban a la población, tanto como los contras, desde el Terremoto de Managu, y luego el derrocamiento del mas famoso dictador centroamericano Anastacio Somosa. Pero Roldós murió en un sospechoso accidente de avión el 24 de mayo de 1981.
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Mientras era médico en el pueblo, se presentó el  Fenómeno del Niño, con inundaciones catastróficas que anegaron toda la costa ecuatoriana, con lluvias y aguas desbordadas,  las carreteras desaparecieron, entre ellas las carretera de verano desde Tonchigue al Cabo San Francisco y la única forma de entrar y salir de la parroquia mas antigua de Esmeraldas, donde los españoles construyeron el primer faro de Sudamérica. era sólo por mar era posible llegar,  pero  era un mar embravecido y las embarcaciones parecía barquitos de papel  frente a olas enormes.
Entonces, quedé atrapado en el pueblo con mi joven esposa Verónica Maldonado  hasta en el séptimo mes de gestación, en que por la agonía y posterior muerte de mi hermano mayor, salimos juzgándonos la vida en una lancha,  que parecía iba a quebrase al caer del pico de las olas al vacío, que hicieron temer a mi joven esposa un aborto.
Cuando llegué, en una ranchera con mi esposa  una cama, un televisor y todos los regalo de recién casados  al Cabo San Francisco, el pueblo no tenía el subcentro de salud operativo, sólo la casa sin agua, electricidad, ni mobiliario.  El pueblo tenía un ruidoso motor eléctrico, que operaba por horas, pero que cuando se conectaban dos planchas se apagaba. Llegué con mi suegra que nos acompañaba y en la puerta del subcentro nos recibió la mas temida serpiente de la zona, una equis, por suerte al frente del dispensario vivía el culebrero, que curaba las picaduras de serpiente, y su joven hijo vino a tiempo. cuando los curiosos del pueblo con nuestra rara llegada, fueron a pedirle auxilio.
En el subcentro aprendimos a convivir con avispas, que tenían su casa en cada esquina exterior, con mosquitos,  iguanas, escorpiones, cangrejos gigantes, que llegaban  en la noche desde el río, lo peor era unas hormigas voladoras gigantes y temibles por su veneno llamada congas, incluso los caballos llegaban en la noche a meter su cabeza por la ventana, causándonos tremendos sustos.   El hombre que limpiaba la maleza del subcentro era un famoso asesino, que acostumbraba a secar la carne de sus víctimas y las llevaba en su bolsillo posterior. como talismán o contra para sus enemigos. Llegamos en un tiempo en que la vida social giraba alrededor de los pescadores. que el sábado se reunían en los salones de baile, donde los caballos esperaban a sus dueños amarrados en la calle.
Con mi propio menaje equipé la parte de vivienda del subcentro, logré equipar el consultorio y tener algunos medicamentos, que pronto fueron escasos cuando entramos en aislamiento por las inundaciones.
Entonces fui a buscar a la partera del pueblo y a la curandera para hacer un trabajo conjunto y al mismo tiempo puede hacer una investigación de las plantas medicinales y los alimentos, que fueron muy importantes en la investigación que mi profesor Eduardo Estrella de la Universidad Central publicara un libro llamado EL PAN DE AMERICA.
El trabajo exitosos  en equipo con la partera y la curandera que era la señora Brígida y el culebrero  a quienes conocí antes de llegar como médico, pues en 1978, mientras era estudiante, participé en un taller para los promotores de salud de OCAME  en su finca de Puerto Nuevo, enseñándoles parasitología, que era lo que había terminado de estudiar en mi tercer años de medicina  y eso despertó nuestra confianza mutua y sobre todo un cariño inestimable, que fue puesto a prueba muchas veces.
Para aquellos tiempos los médicos rurales, que hacíamos  el ultimo año de estudio, en los subcentros  del Ministerio de Salud Publica, teníamos la mentalidad y la consigna de desacreditar a la medicina tradicional ecuatoriana.  Acusábamos a las parteras de ser la primera causa del tétanos infantil, que era la mayor causa de muerte en neonatos, y de la muerte por diarreas a las curanderas, porque los campesinos iban primero donde ellas con sus niños enfermos, a que les curen de espanto, mal ojo o mal aire, y luego donde el doctor y este tiempo perdido antes de iniciar una pronta rehidratación era la excusa principal que tenían los inexpertos médicos principiantes para librase de cualquier culpa por la muerte infantil.  Mi mas querido profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Central Eduardo Estrella, de quien fui ayudante de cátedra, y había escrito un libro llamado MEDICINA ABORIGEN, que me dio luces para entender las parteras, curanderas o sobadores y para trabajar a gusto con ellas.
Todos mis pacientes niños y adultos pasaban primero por el diagnóstico de la curandera y la partera, luego por el mío y de acuerdo al grado de complicación o descompensación, si el paciente requería estabilización primero. yo tomaba las riendas y si el problema tenía un fuerte componente pisco cultural, la curandera empezaba y yo le daba el soporte.
Gracias a doña Brígida, pude aprender a usar y recogí información de los alimentos y las plantas medicinales del Cabo San Francisco que es uno de los últimos lugares de la costa del Pacífico de Sudamérica que tenía y ahora aun tiene pero mucho menos, el bosque húmedo tropical costero, con árboles codiciados en extinción, como el caoba,  ébano tropical o  tangaré. Aquel aislamiento hizo brotar de la tierra y del mar una extraordinaria cantidad de plantas medicinales, plantas útiles, alimenticias, peces, crustáceos, que el pueblo había olvidado como usarlos, por lo que fue un momento estelar para recoger información y salvar la memoria del pueblo. En aquellos años la OCAME, así como Julián y Graciano se pronunciaron a favor de la Revolución Sandinista,  hasta en la iglesia pintaron en lugar de soldados romanos torturando a Cristo,   soldados y tanques con el uniforme militar y metrallas, torturando a campesinos como en Chile, y un Cristo negro crucificado en un árbol a punto de cortase con una motosierra

En el gobierno de León Febres Cordero, la OCAME fue perseguida, en especial sus promotores de salud entre ellos doña Brígida, a la que el pueblo llamaba tía, que siempre estaba solidaria con sus compañeros promotores y con los padres Julián y Graciano, quienes fueron detenidos.  A Julián se lo deportó a Italia y a Graciano se lo trajo a Quito, al Barrio Quito Sur, donde un cura salesiano, el Padre Carolo lo acogió y luego lo apoyó para crear el MCCH, la mas importante organización de comercio justo de Ecuador, que respaldó y salvó a Correa, con su intervención en Ecuador TV durante el intento de golpe de estado del 30 de Septiembre de 2010.
En tanto a mi me detuvieron por haber sido un colaborador de OCAME, y me torturaron  por 8 horas en la Base Naval de  Balao el 30 de agosto de 1985, a pocos  días antes de que naciera mi segunda hija Carmen Verónica.  Entonces era médico privado en Atacames, había creado las brigadas barriales de salud del pueblo y mantenía contacto con los promotores de salud de Muisne. pero la persecución política de Leon Febres Coredero se convirtió en la presencia frecuente de policías que iban a comer al frente de mi consultorio.  En esos años además llegó una peste de tifoidea y malaria, que ahuyentó a los hippies, que desde los años 70 habían creado una colonia en el Cantón.  En la crisis sanitaria, se me ocurrió dar crédito a los enfermos, y estos nunca regresaron a pagarme, lo que me llevó a la quiebra, por lo que volví a mi ciudad natal, Quito,  a crear una empresa productora de plantas medicinales llamada Ecuaplanta.
 Doña Brígida fue quien me enseñó el poder de la fe como recurso terapéutico, y creo que la ciencia, las plantas medicinales y la fe son la combinación perfecta para curar, pues un día me tocó salvar a  mi principal amigo y socio en Atacames, Elmer Sebastián Ojeda, quien en la peste de tifoidea, sufrió una apendicitis, mal operada en una clínica de Esmeraldas, donde olvidaron una gasa y una pinza dentro de los intestinos, lo que le produjo un abdomen agudo, que lo trajo a Quito a la Clínica Pasteur primero y luego a la Clínica San Francisco, donde luego de meses de fracasos terapéuticos lo mandaron a morir en la ciudad de Santo Domingo.
Cuando lo fui a visitar estaba en agonía, era hueso y pellejo, con el abdomen abierto, de donde emanaba una pestilencia insoportable, que obligaba a las visitas que iban a acompañarlo en agonía  a estar a una cuadra de distancia, esperando su muerte en la calle.  Don Elmer tomó mis cabeza y la cerco a su boca para decirme que tenía fe en mí y en Dios, que usara plantas medicinales para curarlo. Usé una planta llamada matico,  haciéndole lavados intestinales durante meses, que los empecé yo y los continuo su
esposa, doña Mechita, así se curó e incluso tuvo otro hijo.  Aquel horrible orificio en su abdomen se cerró espontáneamente con piel, aunque no tenía músculos por detrás.  Estoy convencido de lo que me enseño Brígida,  que la fe de don Elmer, la planta medicinal  con  los cuidados del médico y su esposa fueron los que lo salvaron, luego de que todos los antibióticos fracasaron.
 Años mas tarde volvimos a vernos con Brigida cuando llevaba voluntarios de la Fundación Ecotrackers al el Cabo. En el 2010 la busqué para recoger su memoria en un documental para Ecuador TV, llamado LOS PRIMEROS PROMOTORES DE SALUD.
Pero lo mas extraordinario que ocurrió es que 30 año después, en el 2015, volví a ser el médico, pero esta vez del Seguro Social Campesino en el Cabo San Francisco y en toda la Reserva Marina desde Galera.
Mientras era médico del Cabo, la visitaba en su casa, mi esposa Verónica, que le llevaba regalitos, mis hijas oyeron de su boca nuestra historia en el Cabo, e incluso le llevamos los  recuerdos de la llegada del Papa Francisco. a quien ella prácticamente lo veneraba, y en quien creía tanto como en su San Francisco, que le ayudaba a curar y en muchos casos, me pareció que de forma milagrosa, por lo que recomendaba a mis pacientes hacerse tratar por ella, cuando sabía que las esperanzas, o la fe de mis enfermos ya no existía y que la medicina era inútil.
Pero un día, uno de los ex dirigentes dijo que no querían médicos viejos en el Seguro Social Campesino del Cabo. Yo no me sentía viejo, es mas, me parecía que los de mi misma edad sesenta años, e incluso la gente de apenas treinta años del pueblo estaba mucho mas deteriorados que yo, porque eran alcohólicos, drogadictos,  o sedentarios, y obesos, Esto se había vuelto una peste en el pueblo. Cuando lo encontré al que dijo que no quería médicos viejos, refiriéndose a mí y al dentista Fulton Gracia,  le reté a que probara que yo era mas viejo que él en una pelea, y fue en la carretera, nos fuimos de puños,  esto fue un escándalo que llegó hasta las oficinas del IESS de Esmeraldas, la capital provincial. e incluso  Quito.
 El Dr. Carabalí entonces director del Seguro Social Campesino vino al pueblo para un juicio contra mí, en que participaron como nunca todos los afiliados y los curiosos del pueblo, incluso dos médicos cubanos que lo acompañaban veían con asombro aquella enorme reunión, que en un principio creyeron se debía a su llegada, pero luego se enteraron que era para tratar el asunto del médico que se iba de puñetes con los afiliados.
A las puertas del subcentro que recién lo había remodelado el gobierno de Rafael Correa,  ante centenares de personas, Brígida me defendió y fueron sus palabras las que permitieron que yo continuara trabajando en el pueble hasta el 24 de marzo el año 2017,  en que fui despedido, luego  de una golpiza por la que fui hospitalizado. La causa de ese ataque en un camino obscuro en Same  de dos alcohólicos drogadictos ricos de ese pueblo, fue por defender a Rafael Correa y a su candidato, el traidor presidente Lenin Moreno,  el 24 de noviembre del 2016. y lo que mas me duele es que en aquella pelea,  los que me atacaron me decían que Lenin Moreno cobraba 16.000 dólares mensuales para vivir como un rey en Suiza, como delegado de Correa
en la ONU,  que tenía dinero escondido en Panamá,  que era un mentiroso imparable, todo aquello que hoy el pueblo ecuatoriano ha comprobado, mientras yo ciego lo defendía a capa y espada.
  Finalmente el gobierno del que defendía a capa y espada,  fue el que me dejó afuera, mediante un tal Rodrigo Mendoza que era jefe de personal en el IESS  que cumplía órdenes de Richard Espinoza, el director del IESS que a espaldas de Correa, en contubernio con los que ahora son los asambleistas tridores,  dividían a Alianza Pais, creando un gurpo dentro de ella llamada NUEVA GENERACION y la razón fue simplemente el no ser traidor, como los demás de mi  ex partido Alianza País, la causa de mi ilegal despido pues como médico de la zona del terremoto no lo podían hacer segun el decreto de emergencia que se hizo para ese momento. Hoy ese funcionario esta inculpado en actos de corrupción,  Richar Espinoza es embajador de Canadá y Moreno le dio esa embajada pra librarslo de denuncias de corrupción  y  son como muchos mas de este gobierno neoliberal protegido y sostenido por Donal Trump, que nos ha invadido con dos  bases militares norteamericanas, una en Manta y otra en Galápagos.
 Pero el momento mas dramático que compartimos con Brígida, fue lo vivido durante casi un año desde que sucedió el TERREMOTO DEL 16 DE ABRIL DEL 2017.   Ese día la tierra tembló destruyendo mas de mil kilómetros en la costa ecuatoriana, el epicentro fue frente a Pedernales un cantón de la vecina provincia de Manabí situado a menos de 30 km del Cabo San Francisco.  En la Isla de Muisne la gente entró en pánico, pues el mar ser retiró y todos pensaron que al terremoto le seguiría un tsunami, las embarcaciones no fueron suficientes, así que los padres cargando a sus hijos se metieron en el estuario que separa la isla del continente,  caminaron con el agua al cuello hasta llegar a la otra orilla,  temiendo lo peor, que venga una enorme ola y los haga desaparecer.
En el Cabo de San Francisco las casas se cuarteaban, el pánico los llevó hasta sitios seguros en lo alto de una loma, también temiendo que se venga un maremoto.  Al día siguiente, nadie quería volver a sus casas, porque las réplicas que duraron hasta febrero del año siguiente el 2018, los sacaba asustados.  Se construyeron carpas de plástico negro por todos los pueblos de la costa, luego llegaron las carpas chinas de color azul, que se establecieron en la entrada de la carretera  principal antes de llegar a Muisne,    en la desviación a Bunche,  otra mas arriba el Palma Real, y en Chamanga, situada frente a Pedernales, donde el terremoto fue devastador.  En los demás pueblos, las carpas de plástico negro eran el refugio a lo largo y ancho del Cantón Muisne. 
Brigida vivió en una de esa carpas de plástico con su hijo Alejandro, que la cuidaba día y noche y con el auxilio de su hija y de otro de sus hijos que le levaban comida,  la ayuda del gobierno no se hizo faltar  ni la ayuda privada, los alimentos, vestuario, colchones, cocinas, atención médica llegaba frecuentemente.   Como medico del cabo, convertí a Brigida y a Alejandro su hijo en mis ojos y mis oídos, para ver y entender como la gente soportaba en las carpas viviendo  en campamentos improvisados de refugiados del terremoto, donde todos tenían que compartir y tolerar al vecino que estaba mas cerca que nunca.  La tres mil quinientas réplicas del terremoto causaron trauma no sólo en la población sino incluso en mí,  que tenía que dormir en una casa en Same, junto a los policías de Tonchigue, que tenían un UPC   una unidad de policía comunitaria en el departamento adjunto. En uno de esos temblores,  la puerta de mi habitación se trabó, logré abrirla a media noche y acudí  a ayudar a los policías que no podían abrir la suya y esperaban morir bajo la loza mientras  las paredes que se cuarteaban.  Desde aquella noche dormía en el portal de mi apartamento, con la mitad del cuerpo dentro y la otra mitad fuera, a la intemperie, lleno de repelente para que los mosquitos no me devoren.  En los dispensarios de Quingue y el Cabo, donde trabajaba, a menudo teníamos que correr con los pacientes,  cuando percibíamos el menor sacudón,  Estábamos tan sugestionados y vivíamos tanta zozobra y nerviosismo, que nada era normal,  parecía que todo el día  estábamos despiertos o nos despertábamos a cada rato en la noche, que envejecíamos a pasos agigantados.  Cierta noche que Verónica, mi esposa, vino a visitarme en Same, ella se  dio vuelta en la cama mientras dormía, asustado me desperté para sacarla a la carrera al jardín, el simple movimiento de la cama ya me ponía en polvorosa.  Brigida todas las tardes dirigía el rezo de los vecinos del Cabo, pidiendo a Dios que calmara a la enfurecida naturaleza y por las mañanas no faltaba la madre que trajera a su niño para curarlo de espanto con la mas famosa curandera del pueblo.
Luego de 71 días de encierro por la pandemia, ser robado el celular donde tenía su teléfono,  perder contacto y tras varios intentos de volver a trabajar en el Cabo  cerca de ella,  a quien después de mi abuela, que  murió en 1997,  la consideraba mi madre espiritual y mi maestra, hoy me siento a escribir esto para  que su vida no sea solo un soplo que el viento se llevó.

Indigenas de la Amazonía el principal peligro para el gobierno de Lenín Moreno

ECOTRACKERS NETWORK ECUADOR is a non profit organization where students, and volunteers can learn Spanish, and how to preserve the health, biodiversity and cultural diversity . Contact: ecotrackers@gmail.

El coronavirus es posible que no sea tan dramático en la Amazonía de Ecuador, porque esta zona vivió la gripe española y los indígenas aprendieron a combatirla mediante el tabaco. 

La epidemias respiratorias son lo mas peligroso que pude suceder en la Amazonía, en especial en la zona de Perú, donde los indígenas tiene mas contacto con colonos y mestizos, porque los ríos son mas navegables y por ellos circulan embarcaciones de mestizos y militares, que son las que frecuentemente llevan y traen enfermedades. 

 Por otra parte el gobierno de Rafael Correa, implementó hospitales, con certificación internacional,  ambulancias y coordinó el funcionamiento de aeronaves que funcionan mejor que en el resto del país.

Coronavirus en Ecuador: así hacen frente al coronavirus los indígenas de la Amazonía (y cómo se preparan para una postpandemia de hambre, desempleo y trueque)



MujerDerechos de autor de la imagenGENTILEZA ANDREA BRAVO
Image captionMuchos huaroanis se enteraron de la pandemia por las redes sociales.

Cuando la antropóloga Andrea Bravo, estudiosa de la nacionalidad indígena huaorani, ingresó en el Parque Nacional Yasuní, el coronavirus ya le pisaba los talones.
Tan rápido avanzaba la pandemia, que Bravo terminó pasando dos meses en cuarentena en la Amazonía.
Pero ella no fue la única sorprendida por el veloz avance de la pandemia en Ecuador, que ya había hecho pie en las regiones Costa y Sierra.
"Muchos indígenas amazónicos acceden a noticias a través de las redes sociales, principalmente Facebook, y al inicio llegaba con la información una avalancha de fake news; para ellos fue fuerte el proceso de discernir qué era cierto y qué no", le dice Bravo a BBC Mundo.
Ante la abundancia de datos se activó entre los huaoranis la memoria de las epidemias recientes y fueron los mayores los encargados de hallar un sentido a lo que estaba sucediendo.
"Los ancianos empezaron un proceso de recordar la epidemia de la polio de los años 60, que fue su primera década del contacto; recordaron cómo era de terrible ver esas muertes y cómo hicieron los que se salvaron", señala Bravo.
A partir de la reactivación de la memoria, ancianos huaoranis se internaron en la selva para buscar su propio alimento y huir del virus SARS-CoV-2, como hace 60 años huyeron de la poliomielitis.
La época es propicia, es tiempo de frutos y de monos gordos, el alimento en la selva está garantizado, pero estas condiciones no se repiten a lo largo del año por lo que la solución puede ser temporal.


VIsta aérea de la Amazonía ecuatorianaDerechos de autor de la imagenMATÍAS ZIBELL
Image captionAdentrarse en la selva funciona como refugio.

"La otra respuesta fue la reactivación del consumo de plantas a las que se les atribuye el potencial de aumentar la energía vital", añade la antropóloga.
Esta no es una respuesta exclusiva de los huaoranis. La Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (CONFENIAE) ha recomendado a todas las etnias que se alejen de las ciudades, que se concentren en el cultivo de sus chacras, que bloqueen los accesos a sus comunidades y que recurran a la medicina natural.
Pero todas estas estrategias no han evitado que la pandemia se haya convertido en una amenaza de extinción para al menos una de estas nacionalidades.

De la parcela a la hectárea

Alejarse de los centros urbanos y volver a las fincas y a las chacras no obedece solamente a la pandemia, sino también a la crisis económica que esta trae consigo.
"Nosotros ya estamos proyectando lo que va a ocurrir después de la pandemia, va a venir la falta de trabajo en la ciudad y también va a venir el hambre", le dice a BBC News Mundo Rosa Cerda, vicepresidenta de la CONFENIAE.


Camino en la AmazoníaDerechos de autor de la imagenMATÍAS ZIBELL
Image captionLos caminos en la Amazonía no están en las mejores condiciones.

Esta mujer del cantón Tena, provincia de Napo, añade que es fundamental "regresar al campo a sembrar chacras, huertas, fincas, porque no va a haber alimentos y vamos a tener problemas, todo va a ser el trueque, porque dinero no vamos a tener".
En la misma provincia, Lourdes Jipa, de la nacionalidad quijos, coincide en que la crisis económica será tan grave como la situación sanitaria.
"Si antes cultivábamos por parcela para dar de comer a nuestros hijos, ahora lo estamos haciendo por media hectárea, por hectárea, porque de eso tendríamos que vivir".
El gobierno de Ecuador ha anunciado un paquete de medidas económicas para enfrentar la crisis, incluido una reducción en el salario y la jornada laboral de los empleados del Estado y el cierre de empresas como la aerolínea nacional, el correo, los trenes y los medios públicos; lo que influirá en el índice de desempleo en las cuatro regiones del país.
A partir de esta crítica situación -provocada no solo por la pandemia sino por la caída en los precios del petróleo- han comenzado iniciativas de trueque en ciudades grandes ecuatorianas como Quito, Guayaquil y Cuenca, pero los indígenas lo practican desde tiempos ancestrales.


Cartel sobre contaminación en el pozoDerechos de autor de la imagenMATÍAS ZIBELL
Image captionLa provincia de Sucumbíos fue la primera en ser explotada por las petroleras.

Trueque y productos procesados

El trueque se realiza no solamente entre las nacionalidades indígenas de la Amazonía sino también con regiones vecinas.
"La Sierra ecuatoriana tiene un tipo de productos, la Amazonía tiene otro tipo de productos, así que hacemos el truque, pero ahora con la pandemia no podemos hacerlo en grandes cantidades, porque a veces no tenemos movilización y en otras las vías están cerradas", explica Patricio Shiguango, presidente de las organizaciones indígenas de Napo, de nacionalidad kichwa.
Sin embargo, las nacionalidades no consumen solo lo que cultivan; los productos procesados de las ciudades también se han integrado a su dieta.
"Nosotros siempre hemos hablado de la soberanía alimentaria, de tener la chacra con la yuca, el plátano, la papaya, los árboles frutales, la papa china, pero nuestros hijos e hijas están acostumbrados a saborear otros sabores de la ciudad, entonces practicamos el trueque", cuenta Lourdes Jipa.


Avioneta en marchaDerechos de autor de la imagenMAT'IAS ZIBELL
Image captionEl acceso a la Amazonía ecuatoriana no es fácil.

El recurrir a los productos de la ciudad no siempre responde a una cuestión de paladar, explica la antropóloga Andrea Bravo.
"Hay zonas como Miwaguno, donde hay casos de Covid-19 detectados, en los que la cercanía con la carretera redujo sus posibilidades de subsistencia tradicional, había problemas con los cultivos que la gente relacionaba con la contaminación, los ríos tenían poquísimo pescado; ellos para mantener su dieta dependían de atún, aceite y arroz, no dependían 100% de la selva".
Los alimentos procesados han provocado la aparición de nuevas enfermedades entre las nacionalidades indígenas como diabetes, presión alta y anemia, pero a veces son la única solución ante la escasez de productos locales.
En abril de este año, y como si la pandemia no fuera suficiente, se produjo un derrame de petróleo en los ríos amazónicos Quijos, Napo y Coca que obligaron a suspender la pesca, principal fuente de alimentación de la región.

Productos tradicionales y medicina occidental

Así como conviven los productos de la tierra con los alimentos procesados, en la Amazonía se recurre tanto a las medicinas ancestrales como a los productos farmacéuticos, aunque la pandemia también ha producido sus desequilibrios en esta convivencia.
"Los compañeros ven las noticias de lo que pasa en Guayaquil y prefieren morir en la casa que en el hospital, porque temen contagiarse ahí, donde lo único que ponen son esos tubos que lo matan a uno y no regresa más, por eso tomamos nuestras medicinas", manifiesta Rosa Cerda, Vicepresidenta de la CONFENIAE.


Grupo de personas buscando alimentosDerechos de autor de la imagenGENTILEZA ANDREA BRAVO
Image captionHuaoranis buscando alimentos en la selva.

Los entrevistados por BBC News Mundo de las distintas nacionalidades indígenas hablan de productos naturales como la planta de la verbena, del ajo de monte; de las aguas de jengibre y del limón; del árbol de bálsamo, la cáscara de sangre de drago y de la hoja de menta.
El gobernador de Morona Santiago, Juan León, ha sido médico durante décadas en esa provincia y, con respecto a la medicina tradicional, indica que él no puede desconocer la fe que tienen los habitantes de las nacionalidades en los productos naturales.
"No tienen un valor científico, pero hacen sentir bien a los ciudadanos y los factores sociales y ambientales son muy importantes, aunque como médicos no podemos afirmar que tengan una eficacia contra el coronavirus".
Sin embargo, el recurrir a la medicina ancestral no es solo una estrategia, a veces es una respuesta a la falta de otro tipo de medicinas, como en Miwaguno.
"Los médicos detectaron en Coca (capital de Orellana) que había una mujer de aquí que estaba contagiada, y vinieron a detectar más, pero vinieron vacíos, sin medicamentos; les dijimos que traigan paracetamol pero nada, entonces la gente está cabreada y todo el mundo, contagiado o no, está tomando medicina ancestral", cuenta a BBC News Mundo el líder huaorani de esa comunidad, Juan Enomenga.


Contaminación en la AmazoníaDerechos de autor de la imagenMATÍAS ZIBELL
Image captionLa contaminación petrolera es una amenaza cotidiana en la Amazonía.

Detrás del debate sobre la eficacia de la medicina tradicional, existe otro aún más profundo, y es el de la eficacia del sistema de salud en la Amazonía ecuatoriana.
Para Salvador Quishpe, prefecto (autoridad elegida por el voto) de Zamora Chinchipe, "ni siquiera en las capitales de provincia existen hospitales con los suficientes equipos y menos insumos o medicamentos necesarios para enfrentar esta pandemia, ¿qué les queda a las comunidades ubicadas a cuatro o cinco horas de estas ciudades?".
Para Juan León, gobernador (autoridad designada por el presidente) de Morona Santiago, "el gobierno nacional hace esfuerzos con los recursos que tiene para emprender programas sociales; siempre los recursos serán insuficientes vista la dispersión de las poblaciones amazónicas".

Aislamiento

Hasta el lunes 25 de mayo, las provincias amazónicas habían registrado -según cifras oficiales- 928 casos de los 37.355 confirmados a nivel nacional (sólo la provincia de Pastaza superaba los 200 casos), favorecidas no solo por la política de autoaislamiento sino por la baja densidad de su población y la dispersión de las comunidades.
Mientras la provincia de Guayas, donde se encuentra Guayaquil, tenía -según el último censo de 2010- 236 personas por kilómetro cuadrado, y Pichincha, donde está Quito, llegaba a 270, la provincia amazónica más densamente poblada -Sucumbíos- apenas sumaba 9 habitantes por kilómetro cuadrado.
Otra ventaja al momento de enfrentar el virus es una antigua desventaja de la Amazonía, la mala infraestructura vial. Algunas poblaciones pueden ser alcanzadas a través de caminos, pero otras solo son accesibles por vías fluviales o en avioneta.
Estos caminos están ahora bloqueados, en ocasiones por fuerzas policiales y militares, en otras por las propias nacionalidades indígenas.
"Aquí en la provincia de Napo, la mayoría de la población que vive en la zona urbana ha optado por alejarse a la zona rural, la ciudad (Tena) ha quedado semivacía, el temor es que el virus llegue a las zonas rurales, por eso tratamos de evitar el ingreso de las personas de afuera", le dice a BBC News Mundo Lucy Rodríguez, abogada de nacionalidad kichwa.


Planta rojaDerechos de autor de la imagenMATÍAS ZIBELL
Image captionLa Amazonía tiene una infinita variedad de plantas, raíces y flores.

Pero el virus ya ha llegado a las capitales de las provincias amazónicas, a hombros de personas que viajaron fuera del país, turistas y comerciantes que regresaron con mercancías de la Costa o de la Sierra, y la gente que está en las zonas más alejadas necesita productos de las ciudades.
El otro problema ha sido la actividad petrolera que no ha parado en provincias como Sucumbíos y Orellana, junto con otras actividades extractivas en la región.
"El gobierno nacional ha declarado el petróleo y la minería como un sector estratégico, y por más que estemos en cuarentena las actividades estratégicas no se suspenden: entonces ha habido un ir y venir de trabajadores petroleros y así llega el virus a las comunidades", señaló a BBC News Mundo Salvador Quishpe.
Esto es ratificado por la antropóloga Andrea Bravo, quien escuchó que en Pompeya, comunidad kichwa en Orellana, hubo casos positivos entre trabajadores que ofrecían servicios a las petroleras, "y eso que en ese sector del Parque Nacional Yasuní el control fue más estricto, no como en otras regiones".
Una zona donde el control no fue tan estricto es Miwaguno, donde el caso de contagio detectado en una mujer de esa comunidad provocó que, esta semana, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresará su alarma por el riesgo de propagación del coronavirus en territorio huaoarani.
Juan Enomenga cuenta que, para ellos, no es tan fácil aislarse más al interior de la selva porque podrían provocar un daño mayor en las tribus no contactadas.
"Cuando llegó la noticia del virus, la mayoría de los ancianos se fueron de aquí, una hora adentro del parque, a hacer chacra, a hacer cacería; pero nosotros, a tres horas de aquí, ya encontramos pueblos hermanos no contactados, y mi preocupación es que no podemos ir ahí a contagiar porque van a morir".

La gente multicolor

Cuando Juan Enomenga habla con BBC Mundo hace números. En su comunidad huaorani en la provincia de Orellana viven 165 personas y hasta el momento hay un caso confirmado y seis sospechosos. De extenderse el contagio podría acabar con las 40 familias de Miwaguno.
Pero las cuentas más drásticas las hacen en este momento los integrantes de la comunidad siekopai, en Sucumbíos, donde se habla de más de 10 contagiados para una nacionalidad de unas 700 personas.


OleoductoDerechos de autor de la imagenMATÍAS ZIBELL
Image captionLa Amazonía ha sido la fuente de riqueza petrolera de Ecuador.

"Somos una nacionalidad que está en peligro de extinción", le dice a BBC Mundo Lola Piaguaje, a quien la cuarentena la encontró en Quito y es la vicepresidenta de la nacionalidad siekopai, que significa personas de muchos colores.
"Tenemos nuestro idioma que es el paicoca -somos los únicos que lo hablamos-, no tenemos muchos abuelitos y dentro de ellos está el conocimiento ancestral, tampoco tenemos muchos hijos, uno o dos por familia".
Los siekopai han recurrido a la medicina ancestral y, según la vicepresidenta, algunos han mejorado, pero otros, como uno de los primeros maestros de la comunidad, ha tenido que ser hospitalizado en la capital provincial, Lago Agrio, y creen que dos ancianos murieron a comienzos del abril por el virus.
BBC Mundo le pregunta a Lola Piaguaje si no han podido aislarse más, hasta que termine la pandemia.
"Estamos en un territorio isla, rodeados por empresas petroleras, empresas explotadoras de la palma y colonos de otras provincias, no podemos salir y no tenemos forma de sustento porque está todo contaminado", responde.
Luego sigue haciendo cuentas.



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