Era 27 marzo del 2017, cuando recibió la noticia de su despido, eran también los últimos meses del gobierno de Rafael Correa, que debía cambiar a Lenín Moreno, su ex vicepresidente, el 24 de mayo del 2017.
Antonia empezó a trabajar durante el gobierno de Rafael Correa en el 2011, en el sur de Esmeraldas, como médico del Seguro Social Campesino, pero su padre había trabajado como médico de la Revolución Ciudadana en el 2008, en un nuevo proyecto de salud campesina del Ministerio de Salud y el plan Manuela Espejo para los discapacitados, en la frontera norte, donde se libraba la Guerra al Narcotráfico, desde la Base Norteamericana de Manta.
Desde el año 2000 hasta el 2010, en que el ejército colombiano invadió Ecuador, para matar al segundo al mando de las FARC en Agostura, provincia de Sucubíos, se fumigaba diariamente con glifosfato la frontera entre Ecuador y Colombia, lo que destruía los cultivos de coca y todos los cultivos, enfermando animales y personas.
Estas fumigaciones, más la guerra entre las Autodefensas Unidas de Colombia y la acción conjunta del ejército norteamericano, colombiano y ecuatoriano contra la "FARC, que ocupaban desde hace décadas la frontera entre Ecuador y Colombia, produjo una ola migratoria de colombianos, entre ellos muchos indígenas Awá, que vivían a los lados de la frontera, separados por el estrecho Río San Miguel, además distanciaba cada mañana al ejército ecuatoriano de Chical, que cantaba el himno nacional con uniforme de camuflaje, cascos, armas y botas norteamericanas, frente al ejército de las FARC, con uniforme de camuflaje también, pero con botas de agua de caucho, y sombreros de paja.
Un día lo acompañó a su padre a visitar Chical, en la frontera, para atender pacientes y hacer visitas domiciliarias. A las 6 de la mañana, en la orilla sur se escuchaba primero el himno nacional de Ecuador, cantado por los soldados ecuatorianos, uniformados y mostrando sus armas mientras la bandera amarillo azul y rojo subía por una asta en una loma, minutos más tarde en la orilla del frente, en una ladera casi pelada y con plantaciones de coca, las FARC, izaban tambien una bandera con los mismos colores amarillo, azul y rojo.
En aquel año 2008, su padre visitaba las casa de los vecinos de la Concepción, en la Provincia fronteriza del Carchi, donde hay intacta una cultura de afro-andinos de Ecuador, para visitar la comunidad, analizar las leyes que proponía la nueva constitución, los nuevos derechos que tendrían los ecuatorianos de ganar en la consulta popular antes de atender en la escuela a los niños y sus padres.
Pero en el último año de gobierno, Rafael Correa y su partido habían cambiado. Correa vivía la fama de ser uno de los mejores presidentes de Ecuador, América Latina y el mundo, los premios, halagos, reconocimientos Honoris Causa, lo sacaron de la realidad, lo envanecieron , lo enceguecieron.
En tanto Lenín Moreno, desde Suiza, donde era el delegado de Correa, muy bien pagado ante la ONU, fraguaba su participación en las próximas elecciones y la traición, junto a los que entonces eran la cúpula del MOVIMIENTO ALIANZA PAÍS.
Entre los conspiradores estaban aquellos que dirigían el Seguro Social, ministerios, y/o las empresas públicas, los resentidos por el fracaso de la revuelta del 30 de septiembre del 2010 para destituirlo.
Los conspiradores ya se habían repartido, los puestos de asambleistas, las becas, las embajadas, los cargos públicos, los subsidios, hasta los prestamos internacionales se había convertido en botín político.
Desde el gobierno de Correa, y contrario a su política de meritocracia, los esbirros se habían convertido en directores-dueños, del Seguro Social Campesino, de las direcciones de salud, de toda oficina pública, ser esbirro era lo mismo que ser miembro de Alianza País. Estaban en la primera fila de las sabatinas, del Presidente y no faltaban en los bailes de los viernes antes de las sabatinas.
En Esmeraldas Antonia veía con sorpresa cómo la gente más mediocre, oportunistas, ya ni siquiera médicos, sino trabajadoras sociales, enfermeras e incluso muchachos graduados de la escuela de administración de empresas, de la peor universidad del país, que en ese entonces ni siquiera estaba acreditada por la Secretaría de Ciencia y Tecnología, SENESCYT, en la facultad donde estudiaban los que no eran admitidos en otras facultades, eran directores, que a su vez contrataban a otros mediocres, despedían a los más capaces, odiaban a los médicos cubanos, que también trabajaban en la provincia, hacían compras públicas tramposas, permitían el robo de medicinas, de tiempo de trabajo en los dispensarios, vivían con vanidad y opulencia, eran de la noche al día los dueños de la provincia, mediocres que se convirtieron en cartel de la corrupción.
Antonia, mientras trabajaba en Tonchigüe, trató de que se creara un instituto superior tecnológico en Tonchigüe, hizo todas las gestiones con doña Nancy y su marido, vinieron delegaciones del SENESCYT a hacer los estudios de factibilidad, decidieron que no sería en Tonchigüe, que sería en Tonsupa, el alcalde adecuó un gran terreno para que se inicie la construcción, pero mientras eso sucedía, funcionarios del gobierno que administraban la Refinería, y la construcción de la tubería de agua potable hasta Atacames y Tonchigüe, fueron destituídos y apresados por corrupción.
El marido de doña Nancy (entonces asambleísta alterna de Alianza País), enfermó de cáncer, y según la la nueva constitución el estado se obligaba a ayudar a las personas con enfermedades catastróficas, pero cuando fué al nuevo hospital del Ministerio de Salud en Esmeraldas, ni siquiera lo tuvieron dos días, lo mandaron a morir a su casa y sin medicación para los dolores, a los tres meses murió. La diputada alterna que vivía de su negocio de restaurante en Tonchigüe, se decepcionó de su partido y de Correa, así que renunció y dejó de ser de Alianza país.
Antonia ahora se veía despedida por en director del Seguro Social, luego de que el 24 de novienbre del 2016, su padre y ella fueron atacados por narco-camaroneros, y su padre casi es asesinado por defender en Same (una playa de Esmeraldas), a Rafael Correa y Lenin Moreno, luego de una discusión en un restaurante, visperas de las elecciones.
La despidió el entonces director del IESS, que era el niño consentido de Rafael Correa en el gobierno, a pesar de ser un quiteño pelucón, corrupto, desde jóven, quien a los pocos días de asumir la presidencia Lenin Moreno, fue el primero en traicionar a Correa y el primer funcionario que escapó del país a una embajada extranjera, cuando los jubilados, afiliados y campesinos del seguro social, pidieron examinar el manejo de la institución, que por años lo hizo en el gobierno de Correa.
Luego del terremoto, la corrupción, los hipócritas y traidores se apropiaron de Alianza País, el partido de gobierno. Esta corrupción fue facilitada por los decretos de emergencia, las compras públicas urgentes y el reemplazo de funcionarios, que se había convertido en el defecto de Correa.
Antonia estuvo en las brigadas médicas en el Cantón Muisne, golpeado desde el 16 de Abril, hasta pocos días antes de su despido por un sismo de 7.9 en la escala de Ritcher, más de 3500 réplicas, por eso a pesar de tener un contrato provisional, tenía el derecho a que se renueve su contrato, conforme al decreto de emergencia por la catástrofe, pero eso no ocurrió.
De regreso a Quito, Antonia, durante meses reclamó su despido ante el Ministerio de Trabajo y el Seguro Social, pero fue tiempo y dinero perdido, entonces abrió un consultorio privado en la Av, Amazonas, en la Fundación creada por su padre.
Aquella fundación, dejó de trabajar cuando los backpackers a los que enseñaban español y cómo proteger la diversidad cultural, la biodiversidad y la salud en Ecuador, no tenía estudiantes ni voluntarios, por la crisis inmobiliaria de USA y Europa que hizo desaparecer los empleos temporales para los norteamericanos y europeos, con los que se financiaban sus viajes, estudios de idiomas o voluntariado en el mundo.
En su nuevo consultorio Antonia daba atención gratuita a los migrantes venezolanos, que invadieron Ecuador luego del bloqueo económico y la guerra mediática a ese país, tras la muerte de Hugo Chávez, en el gobierno de Nicolás Maduro, que fué más agredido por parte de Donald Trump desde el 2016.
Tras años de ausencia de ella y su padre, el terremoto que destrozó su apartamento en el Edificio de la Mutualista Vargas Torres, frente a la Gobernación de Esmeraldas, y la parte de la casa donde funcionaba la Fundación Ecológica en Quito, el lugar estaba deplorable.
Su padre había creado la fundación pero la abandonó, desde que se fue a trabajar en la frontera norte con el Ministerio de Salud y no había funcionado, todo estaba en ruinas.
Antonia usó el dinero de la liquidación de su contrato y un dinero que le prestaron, para reparar la casa que estaba bastante deteriorada y abrir su consultorio, pero no tenía pacientes, porque en Quito los consultorios y clínicas privadas, son parte de una red donde los médicos, los pacientes, las familias se recomiendan, funcionan como un cartel, donde los que se fueron o se van de Quito, pierden su banquito, y sus posibilidades.
Con el Gobierno de Lenín Moreno empezó una crisis económica en el país. La reducción de la inversión estatal, de los empleos públicos, el reingreso de Ecuador en la Guerra al Narcotráfico, que a más de regresar a los norteamericanos a la base de MANTA, entregó a Julian Assange, un periodista y hacker, que denunció al gobierno de los USA, refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres, obligó al gobierno a usar dinero para el equipamiento de soldados y policías, que se multiplicaron, además, convirtió a todo en botín desde los cargos públicos, las empresas estatales, las embajadas, los ministerios, los hospitales, las universidades, hasta las megas obras de CORREA, o las tierras junto a las nuevas carreteras, todo era una oportunidad para ser rico de la noche al día.
El enriquecimiento rápido se volvió un motivo de vida, una razón para ser político, para ser narco o emigrante.
Los préstamos internacionales como los FMI, que comenzaron a llegar gracias a la nueva posición de Ecuador contra Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua, UNASUR, se convirtieron en botín políticos, era dinero que se repartían los empresarios privados y funcionarios públicos, por los que no pagarían sino que todos los ecuatorianos lo tenemos que pagar por generaciones, era corrupción alentada por la banca internacional, que ahora es la dueña de este país.
Finalmente antes de que llegue la epidemia en el 2020, se habían repartido los hospitales, los préstamos internacionales y hasta los carnets de discapacitados que les permitía a los funcionarios del gobierno e incluso a los asambleístas, importar autos de alta gama sin impuestos, pagar menos impuestos, viajes, o no pagar matrículas y licencias.