Ecotrackers y eco-rastreadores en la caída de Lucio Gutiérrez

Luego de la golpiza a León Roldós,  el general José Gallardo y yo cometimos uno de los peores errores de nuestra vida, él se alió a León Roldós, y a los Patriarcas de la Componenda, como se les conocía a un grupo de ilustres políticos mañosos de Quito, encabezados por  Fausto Cordovez,  que desde hacía décadas había estado detrás de los golpes de estado, que se dieron en Quito, un miembro de las Falanges Españolas, la versión del nazismo alemán, del dictador  Francisco Franco de España,  conocidas en Ecuador como Tradición, Familia y Propiedad
Cordovez, era un vecino que vivía a dos cuadras de mi casa en La Mariscal, sus hijos eran mis amigos,  fué un gran terrateniente en la provincia de Chimborazo, hasta que las reformas agrarias le quitaron sus haciendas,  era un racista y anticomunista, que hacía décadas reunía a los más mañosos y corruptos políticos de extrema derecha de la vieja guardia. Ahora lo hacía en el CENECYT, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, que tenía por director al rector de la Politécnia Nacional, que se consideraba un emprededor que rompió el poder del MPD (Movimiento Popular Democrático), el partido de extrema izquierda de los profesores y estudiantes estatales, en esta universidad.

 Yo en cambio me dediqué estúpidamente a recoger firmas contra el gobierno de Lucio Gutierrez, acompañado por Juan Carlos Padilla, que era la misión que nos encomendó Leon Roldós,  en una mesa al frente de la Fundación Ecotrackers, gritaba...  "Su firma es un clavo en la bota del dictócrata"..., pues el presidente se había declarado dictócrata, esto era un militar dictador y al mismo tiempo demócrata.
Mientras yo me desvivía atrapado en una de las mayores estupideces de mi vida, que era ser un activista contra el gobierno, descuidando mi Fundación y mi familia,  Andy Kirby, el director de proyectos, hacía todo el trabajo que yo había dejado de hacerlo, como era el de atender a los interesados en las clases de español, o en el trabajo voluntario, dar seguimiento a lo que hacían los voluntarios, administrar el dinero de la Fundación, visitar las comunidades,  así logró desplazarme, a tal punto que los estudiantes y voluntarios, se preguntaban qué hacía yo en la Fundación,  Andy les ocultaba que yo era el presidente, mientras a mi familia,  cuando preguntaban por mí,  sólo les decía que no sabía dónde estaba, aunque estaba al frente, en una mesa con Juan Carlos Padilla, recogiendo las miles de firmas que reunimos, para derrocar al presidente, cuando  la Av. Amazonas era la avenida con el mayor número de peatones de la capital.

Mientras tanto, "Radio La Luna", los estudiantes de las universidades privadas y sus amigos o familiares, sumaban más y más gente en las protestas,  que cada noche se hacía en la Av. de los Shyris,  en el barrio de los ricos, de las grandes empresas de la ciudad,  llamado la zona financiera.  
En aquellas reuniones, se gritaba y cantaba contra los políticos y los partidos políticos, se hablaba del fin de la partidocracia, no se permitía a los políticos como el General Gallardo, Fausto Cordovéz y otros viejos políticos hablar y opinar, o arengar contra el gobierno.
Los estudiantes de la Universidad San Francisco, que había creado la primera escuela de publicidad y propaganda del país, inventaban nuevas formas de propaganda política, como pedir a todos los asistentes a las protestas, que trajeran papel higiénico para limpar las cagadas del gobierno, o que vinieran disfrazados de ratas para representar a Lucio Gutierrez,  a sus ministros o a los jueces de la Corte y a los miembros del congreso, donde los familiares del presidente también eran los  diputados dueños de Congreso.  

En aquel año llegó a Ecuador la impresión de fotos en lonas, y en enormes lonas que iban al frente de las protestas, se ponía la cara de los del gobierno, con leyentas y decorados para llamar la atención.
Estuve prsente en la reunión en el SENECY, donde Fausto Cordovez, el General Gallardo y los Patriarcas de la Componenda. enviaron una comision para traer al vicepresidente Palacios que estaba en Guayaquil, a fin que viniera a ocupar la presidencia que ellos pronosticaban caería en pocos días.

En una de las sesiones a las que el General Gallardo me llevó al SENECYT, yo me enfrenté al mañoso Fausto Cordovez, pues consideraba que este viejo político estaba regresándonos al pasado, a la partidocracia, a ese mundo de intrigas, que desde la fundacion de la República del Ecuador, era el mundo de Quito.  Fausto Cordovéz me expulsó del grupo, el general Gallardo, que me llevó a esa reunión, tomó partido por Fausto Cordovez y los Patriarcas de la Componenda, entre las que estaban personas que llagarían a ser ministros en el gobierno de Correa. Días más tarde, el General Gallardo me manifestó que ya no quería ser parte de la Fundación.

A diferencia de los que se reunían en el SENECYT, y que salían a las protestas sólo para darse un baño de popularidad, yo dejaba botada la Fundación y mi familia, arrastrado por la estupidez de la euforia,  para ir día y noche a las marchas donde se hablaba y pedía una revolución,  un cambio radical, no sólo  cambiar al presidente.
El presidente movilizaba a miles de indígenas evangélicos, para enfrentar a los que protestaban en la Capital.  En el Parque de "El Arbolito" era donde chocaban los indígenas contra los estudiantes, que ahora ya no eran sólo los de las universidades privadas, sino también de los colegios y universidades estatales, a pesar de que el MPD  y la Federacion de Estudiantes Universitarios FEUE estaba con el Presidente.
 
En las últimas marchas de protesta salimos Verónica mi esposa, yo y mi pequeña hija Doménica,  llegamos hasta cerca de la Plaza de la Independencia en horas de la noche, hubo una fuerte represión, en ella murió por los gases lacrimógenos un periodista chileno que trabajaba con los movimientos sociales, frente a la Iglesia de San Agustin, nosotros subimos a la parte alta tras la casa de gobierno,  desde ahí acompañamos hasta dos cuadras antes del Palacio de Carondelet, donde los militares y policías custodiaban al presidente.

Gracias a los celulares que recien se estaban popularizando, los manifestantes podían, escapar de la policía, y reunirse en otro lugar, era como un juego del gato y el ratón.   
Desde hacía días mientras las manifestaciones pasaban de la noche a la mañana, me iba con una gran bandera del Ecuador a la Plaza del Arbolito o al Churo de la Alameda y alentaba a los estudiantes que comenzaron a salir en las protestas, en especial a los del Colegio Mejía, que desde hacía décadas eran los que habían tumbado gobiernos. 

Mi hija Carmen Verónica, que era profesora de español de la Fundación y estudiante de la Universidad Central, junto con otros curiosos fueron a ver lo que pasaba en el Ministerio de Bienestar Social, donde personas armadas traídas por el Presidente para intimidar a los manifestantes, se refugiaron.  Estos sicarios subieron al último piso del Ministerio,  a pocas cuadras de Ecotrackers y comezaron a disparar, y una bala casi mata a mi hija, pues pasó a centímetros de su cabeza; los manifestantes enfurecidos prendieron fuego al edificio de 8 pisos,  las llamas obligaron a entregarse a los asesinos a sueldo, que el Presidente había traído. 
Al regresar a la casa, luego de una de esas manifestaciones me enteré que el presidende Lucio Gutierrez, escapó en un helicoptero desde el Palacio de Gobierno,  inclusive se lo vio tropezando torpemente al tratar de subir en el avión, que los llevó a Brasil, donde estudió una maestría en educación física.












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