Qué es el Niño costero, el fenómeno que multiplica los efectos de El Niño en Perú y Ecuador
Guillermo D. Olmo @BBCgolmo
Corresponsal en Perú
El Niño ya está aquí.
La Administración Nacional del Océano y la Atmósfera de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) declaró el pasado 8 de junio que “se dan las condiciones” de este fenómeno meteorológico de repercusión y efectos globales.
Se trata de un fenómeno natural con potenciales efectos sobre el tiempo que hace en lugares tan distantes como Australia, Estados Unidos o la India.
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Pero para los habitantes de la costa pacífica sudamericana El Niño no llega solo. En esta zona se vive también el fenómeno de El Niño costero, que se siente con particular intensidad en Perú y Ecuador.
La coincidencia en el tiempo con El Niño costero aumenta los potenciales efectos de El Niño en estos dos países.
Rina Gabriel, del Estudio Nacional del Fenómeno del Niño (Enfen), la entidad oficial encargada del seguimiento del fenómeno en Perú, le dijo a BBC Mundo que El Niño y El Niño costero “van a generar precipitaciones mucho más altas de lo normal y pérdidas económicas y de vidas si no se toman medidas de prevención anticipadamente”.
Qué es El Niño
El Niño es parte de un fenómeno climático natural conocido como El Niño-Oscilación del Sur, que muestra dos situaciones opuestas, El Niño y La Niña, ambas causa de cambios significativos en la situación meteorológica mundial.
Los científicos suelen declarar que El Niño está presente cuando la temperatura de las aguas superficiales sube al menos 0,5 grados por encima de lo habitual en un área del Pacífico ecuatorial central denominada Región Niño 3.4.
Este fenómeno supone la mayor fluctuación natural de las que se producen en el clima terrestre y tiene tres fases: cálida, fría y neutral.
La fase cálida, denominada El Niño, tiene lugar con una frecuencia que oscila entre cada dos años y cada siete, y se acompaña de la llegada de aguas calientes que se extenderán por la superficie del océano y emitirán calor hacia la atmósfera.
Es frecuente que en los medios de comunicación locales se refieran a él como "El Niño global" para diferenciarlo de El Niño costero.
Qué es El Niño costero
El Niño costero se da cuando la temperatura de las aguas superficiales aumenta más de 0,4 grados en una región conocida como Niño 1.2, que comprende el mar de Ecuador y del norte y centro de Perú. Las condiciones propias de El Niño costero se vienen detectando desde marzo.
La científica del Enfen explicó que “en el centro y norte de Perú es normal que haya una temporada de lluvias en el verano provocada por la llegada de humedad de Brasil y Colombia, pero, si se suma un mar caliente, generará lluvias por encima de lo normal en esas zonas y una sensación de calor mucho mayor”.
Por qué este año es preocupante
El Enfen declaró la alerta en Perú por El Niño costero y el organismo prevé lluvias de intensidad moderada a fuerte en la zona septentrional del país para el verano de 2024.
El gobierno peruano ha anunciado que destinará 1.446 millones de soles (US$397,5 millones) para actividades preventivas como limpieza y descolmatación de ríos y quebradas ante la posibilidad de lluvias torrenciales e inundaciones.
En Ecuador se preparan para que las lluvias de mayor intensidad se produzcan entre febrero y marzo de 2024. El Centro Internacional de Investigación del Fenómeno de El Niño (Ciifen), en el que participa el gobierno ecuatoriano, pronostica precipitaciones por encima de lo normal en toda la región costera de Ecuador en el próximo verano austral.
Sin embargo, Juan José Nieto, director del organismo, aseguró que “los impactos de El Niño dependerán de cada país y de cada zona”.
En Perú, la proliferación de asentamientos humanos en las riberas y en el curso de quebradas por las que el agua corre con fuerza cuando llueve mucho, así como la falta de sistemas de desagüe adecuados en muchas poblaciones, hace particularmente vulnerable a sus regiones costeras más al norte: Tumbes, Piura y Lambayeque.
Quedó de manifiesto en episodios meteorológicos adversos como el reciente ciclón Yaku, que dejó al menos 84 muertos y 47.000 damnificados. La lluvia que trajo consigo fue probablemente uno de los factores que han contribuido a la epidemia de dengue en esa zona del país, ya que la humedad favorece la reproducción del mosquito que propaga esta enfermedad.
Pero en el norte de Perú y en Ecuador conocen el poder devastador de El Niño hace tiempo.
En Ecuador aún recuerdan los estragos de 1982, cuando cayeron hasta 4.000 metros cúbicos de agua sobre Guayaquil, y de 1997, cuando las lluvias torrenciales desbordaron el río Cantón provocando muertos y evacuados.
En Perú, El Niño costero dejó en 2017 más de un centenar de muertos y en el norte del país aún hay obras en curso para reparar los daños que causó entonces.
En la pequeña localidad de Zaña, en el Departamento peruano de Lambayeque, llevan siglos conviviendo con el fenómeno. De hecho, su principal atractivo turístico son las ruinas de los templos católicos levantados por los españoles que El Niño arrasó en 1720.
Otras construcciones cayeron más recientemente. El puente de Alcantarilla, por el que muchos pobladores de la zona cruzan el río Zaña, ha sido destruido decenas de veces en los últimos años, la última tras el paso del ciclón Yaku el pasado marzo.
Jorge Orlando Carrillo, jefe de Gestión de Riesgo de Desastres de la Municipalidad, le dijo a BBC Mundo que es habitual que la subida del cauce del río en la época de lluvias lo destruya.
“Es un puente rústico que hemos podido reconstruir los trabajadores, pero nosotros no tenemos recursos para trabajos de más envergadura”, indicó.
Esa falta de recursos es lo que explica que el puente colgante que discurría en paralelo y que usaban los vehículos pesados dedicados al transporte de alimentos y artículos esenciales aún no haya sido reconstruido.
Y pese a la tratarse de un fenómeno recurrente, y a que este año se ha alertado de la posibilidad de fuertes lluvias con meses de antelación, la población local se queja de la falta de apoyo de las autoridades.
María Aldana, residente en Zaña, lamentó: “Aquí no estamos preparados, muchas casas se inundan cuando llueve y vivimos con la tensión de no saber qué haremos cuando lleguen las lluvias”.
Jennifer Harvey, directora del Instituto Nacional de Defensa Civil en Lambayeque, admitió que los preparativos avanzan con retraso:
“Estamos viendo obras de reducción y mitigación, porque obras preventivas a más largo plazo ya es muy difícil poderlas realizar”.
El Niño y el cambio climático
Los pescadores de la localidad de San José, también en Lambayeque, afirman que ellos ya sienten los efectos del cambio climático.
“Como el agua del mar está cada vez más caliente, el pescado se está marchando a aguas más frías al sur y no podemos capturarlo”, contó Mario Fiestas, dirigente de la asociación de pescadores artesanales de San José.
Eso ha hecho que no hayan podido salir a faenar en lo que va de año.
El Niño y El Niño costero podrían empeorar las cosas.
A la espera de que la ciencia corrobore lo que los pescadores de San José han observado, desde el Enfen vaticinan que el desarrollo simultáneo de ambos Niños llevará a “un mar todavía más caliente en Perú”.
Algunos científicos dicen que El Niño hará de 2024 el año más caliente desde que hay registros.
Las temperaturas globales son actualmente 1,1 °C superiores a las del periodo comprendido entre 1850 y 1900, y El Niño podría hacerlas aumentar todavía 0,2°C más.
Eso dejaría a la humanidad todavía más cerca de rebasar el límite de 1,5°C fijado en el Acuerdo de París contra el cambio climático.
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Comienza El Niño: qué consecuencias podría tener para nuestro planeta este potente fenómeno climático
- Redacción
- BBC News Mundo
Un grupo de científicos estadounidenses ha confirmado este jueves lo que advirtieron durante meses: el fenómeno de El Niño ya afecta al planeta.
De acuerdo con el comunicado de los expertos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés), este evento climático que se desarrolla en el Océano Pacífico aumentará las temperaturas del globo, que en los últimos años han ido creciendo como consecuencia del cambio climático.
Sostienen que su llegada podría impulsar al mundo más allá del hito clave de calentamiento de 1,5C. Se espera que El Niño dure hasta la primavera de 2024 y que convierta al próximo año en el más caliente de la historia.
Los científicos explicaron que lo determinan cuando la temperatura del océano es 0,5 grados centígrados más alta por un mes y cuando la atmósfera responde a ese calor. Esas condiciones que muestran que El Niño está presente se cumplieron en mayo.
"Es una señal débil, pero creemos que está comenzando a haber estas condiciones y que se seguirán intensificando", dijo Michelle L'Heureux, científica de la NOAA. "Nuestro reporte correspondiente a la pasada semana es, en realidad, de 0,8 grados, que es mucho más fuerte", agregó.
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"Está aumentando ahora, ha habido señales en nuestras predicciones durante varios meses, pero realmente parece que alcanzará su punto máximo a fines de este año en términos de intensidad", dijo, por su parte, Adam Scaife, jefe de predicciones a largo plazo en el Oficina Meteorológica de Reino Unido.
"Un nuevo récord para la temperatura global el próximo año es definitivamente posible. Depende de qué tan grande resulte ser El Niño. Un El Niño a gran escala para fines de este año da una alta probabilidad de que tengamos un nuevo récord de temperatura global en 2024", agregó.
Este fenómeno natural es la fluctuación más poderosa en el sistema climático en cualquier parte de la Tierra.
La última vez que se formó El Niño fue en 2016 y sus efectos se dejaron sentir en todo el mundo.
Contribuyó al aumento récord de las temperaturas, a la pérdida de bosques tropicales, al blanqueamiento de corales, a la generación de incendios forestales y al deshielo polar.
Eventos extremos
El Niño es un fenómeno climático natural -no causado por el hombre- del que se tienen referencias, al menos, desde finales del siglo XIX.
"El Niño es básicamente un cambio en la fuerza y dirección de los vientos alisios que soplan de este a oeste en el océano Pacífico, que hace que el agua cálida que se encuentra en la parte occidental del océano Pacífico se mueva hacia la región central y este del Pacífico", le explicó en abril Ángel Adames Corraliza, profesor de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Wisconsin, a BBC Mundo.
No se trata de un cambio inocuo.
El experto indicó que el movimiento de esas aguas cálidas propicia un aumento significativo de las temperaturas oceánicas del centro y el este del Pacífico.
"Las temperaturas oceánicas altas son más conducentes a aguaceros fuertes y a inundaciones. Y eso tiene consecuencias en el ciclo hidrológico de la costa oeste de América del sur, especialmente en Perú y en Ecuador. Incluso hay unos efectos directos en la circulación atmosférica que causan cambios en las condiciones del tiempo y en el clima en general tanto en Norteamérica como en Sudamérica y en otras partes del mundo también", señaló.
Adames aseguró que esto genera preocupación, en especial, porque un El Niño potente -como el que se está pronosticando para este año- suele estar asociado a eventos meteorológicos extremos.
"Estamos hablando de la posibilidad de ver eventos meteorológicos extremos que no tienden a ocurrir comúnmente, porque El Niño básicamente cambia el clima. Así que vemos cosas que no son usuales en la diferentes regiones. Esa es una razón para preocuparse", señaló.
Este fenómeno meteorológico hace, por ejemplo, que en regiones usualmente muy lluviosas como el norte de Australia ocurran sequías y fuegos; mientras que en lugares como la costa oeste de Sudamérica, cuyo clima es seco y que es conocida por sus desiertos, se produzcan fuertes lluvias.
"El primer impacto que se ve es el calentamiento fuera de las costas del Perú. Este año, si no se rompió el récord está casi por hacerlo. Está extremadamente cálido y hemos visto unos aguaceros con una intensidad y fortaleza que no se ven comúnmente, excepto cuando tienes esas temperaturas bien altas, causando tremendas inundaciones, deslizamientos y pérdidas de vidas y de recursos materiales", afirmó Adames.
Explicó que el desarrollo de El Niño, en especial si sigue aumentando la temperatura oceánica, suele llevar a una temporada de huracanes más activa en el Pacífico oriental y central.
"Durante los años de El Niño hay mayor riesgo de huracanes para la costa oeste de México y para Hawái. Frecuentemente vemos huracanes o tifones que atraviesan el océano y ocurren huracanes más intensos en la región más al sur del océano Pacífico occidental. En contraste, la actividad de huracanes en el océano Atlántico disminuye", señaló.
Adames indicó que, aunque todavía es algo que se está estudiando, hay indicios de que El Niño tiende a causar sequías en el Caribe durante el verano boreal, afectando lugares como Cuba, República Dominicana y Puerto Rico.
En ocasiones, esta sequía puede extenderse a América Central -de Panamá hasta Honduras, en especial-, así como causar ondas de calor en la región amazónica.
"En general, los impactos tienden a ser más de calor y sequía para Latinoamérica, pero los efectos más grandes tienen a ocurrir en la ladera occidental de los Andes y las montañas que predominan en América Latina. Así que estamos hablando de Lima y de todas las ciudades grandes que hay en esa región costera del lado del Pacífico de Suramérica que tienden a recibir impactos bien grandes en términos de aguaceros y calor", apuntó Adames.
Refuerzo del calentamiento global
Aunque El Niño tiene un origen natural no relacionado con el calentamiento global causado por las actividades humanas, sí puede contribuir al aumento de las temperaturas en el planeta.
Este fenómeno climático se caracteriza por una liberación de calor del océano Pacífico hacia la atmósfera, a través de la cual se distribuye.
"Los años cuando ocurre El Niño tienden a ser más calientes de lo normal, así que si este año tenemos un Niño que posiblemente sea récord, o sea extremadamente fuerte, estamos hablando de un calentamiento de la atmósfera significativo que se va a estar sumando al calentamiento global causado por el ser humano", advirtió Adames.
"La segunda mitad de este año -y más probablemente el año que viene- será un periodo extremadamente caluroso y con muchas olas de calor porque estamos hablando de un calentamiento por El Niño además del calentamiento causado por el ser humano. Así que posiblemente el 2024 o el final de este año será uno de los más cálidos que hemos experimentado desde que se tiene registro", agregó.
Los altos costos económicos que el fenómeno de El Niño en 2023 y 2024 les traerá a EE.UU. y el mundo
- Isabelle Gerretsen
- BBC Future
En los próximos meses, un enorme cuerpo de agua cálida se va a acercar lentamente por el océano Pacífico hacia Sudamérica.
Y mientras lo hace, va a desencadenar un fenómeno climático que va a traer cambios dramáticos en los patrones del clima alrededor del mundo.
Los científicos señalan que hay un 90% de posibilidades de que el fenómeno de El Niño se extienda hasta final de año y los primeros meses de 2024.
Y además afirman que será uno muy fuerte.
Si la predicción de los científicos se cumple, el impacto puede ser significativo.
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Los mismos investigadores ya habían señalado que con el aumento de las emisiones de dióxido de carbono y El Niño con mucha intensidad, hay un 66% de posibilidades que el planeta rompa el límite de aumento de temperatura de 1,5 grados centígrados al menos un año de acá hasta el 2027.
Eso también significa otros efectos de clima extremo como lluvias torrenciales e inundaciones durante el invierno.
"Estamos proyectando una probabilidad superior al 90% de que habrá efectos de El Niño durante el invierno", le dice a la BBC David DeWitt, director del Centro de Predicción del Clima de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU.
"Hay un 80% de probabilidad de que tengamos el fenómeno de El Niño en julio".
Fuerte golpe a la economía
Los efectos de este fenómeno climático podrían resonar por un largo tiempo.
Un estudio del Dartmouth College señala que El Niño que está por comenzar podría tener un costo global de cerca de US$3,4 billones en los próximos cinco años.
Por ejemplo, al revisar los antecedentes de una economía como la de EE.UU. cuando ocurrieron fenómenos similares en 1982 y 1998, la economía decreció un 3% la década siguiente de lo que hubiera sido sin el fenómeno.
Por eso, los investigadores señalan que un evento de magnitud similar en estos años, le podría costar a la economía de EE.UU. unos US$699 mil millones.
Vale la pena hacer notar que países con costa en el océano Pacífico como Perú e Indonesia sufrieron una caída del 10% en la producción económica durante los siguientes años tras los eventos del 82 y el 98.
Por esa razón los investigadores anotan que las pérdidas globales podrían superar los US$84 billones en este siglo si el calentamiento global aumenta la frecuencia, pero sobre todo, la intensidad del fenómeno de El Niño.
"El Niño no es simplemente un fuerte golpe del que una economía se recupera de inmediato. Nuestro estudio muestra que la productividad económica después de El Niño se comprime durante mucho más tiempo que simplemente el año posterior al evento", explica Justin Mankin, coautor del estudio y profesor asistente de geografía en Dartmouth College.
"Cuando hablamos de El Niño en Estados Unidos, por ejemplo, significa que las clases de impacto y daños que veremos por los deslizamiento de tierra e inundaciones no están protegidos por los seguros que utilizan los hogares y las empresas", señala Mankin.
Y añade: "En California el 98% de los propietarios de vivienda no tiene seguro contra inundaciones", señala.
Otros impactos en la economía de los países van a ser los daños en la infraestructura por las fuertes inundaciones, que puede producir una irrupción en la cadena de suministro de alimentos.
A esto se le suma enormes pérdidas en las siembras por inundaciones o sequías.
¿Fuerte invierno?
Pero en los países de América del Norte, ¿la gente debería estar preocupada por un invierno muy miserable este año debido a El Niño?
No necesariamente. Aunque El Niño puede traer períodos de clima extremo a Norteamérica, no siempre lo hace.
De acuerdo a DeWitt, durante El Niño, las corrientes de aire que usualmente empujan las aguas cálidas hacia el océano Pacífico se debilitan en el costado occidental, lo que permite que estas aguas cálidas se dirijan hacia el oriente y se propaguen sobre una mayor área en el océano que la habitual.
Esto conduce a un aire mucho más húmedo sobre un océano caliente que altera la circulación del aire en la atmósfera alrededor del mundo.
En América del Norte esto significa tener un invierno mucho más seco y cálido de lo normal en Canadá y en los estados del norte de EE.UU., mientras que en el sur se puede tener un invierno más húmedo.
El Niño también reduce el número de huracanes en el océano Atlántico, pero puede conducir a un mayor número de huracanes en la costa del Pacífico.
Pero estos efectos dependen enteramente de la intensidad de El Niño que los produzca.
DeWitt advierte que los estados en el sur de EE.UU. están más expuestos a experimentar efectos devastadores, que incluyen fuertes lluvias y potenciales inundaciones.
Esto se debe a que han estado sometidos a los efectos de la sequía que dejó otro fenómeno, La Niña, durante tres años consecutivos.
"Frecuentemente, lo que pasa durante El Niño es que cuando la lluvia llega, ocurre muy rápido. Esto puede causar deslizamientos de tierra en zonas afectadas por la sequía o por incendios forestales, que además pueden ser devastadores", señaló.
De acuerdo al científico, el suelo seco pierde la capacidad de retener el agua, lo que puede conducir a los deslizamientos.
La fuerte intensidad de El Niño que sufrió la zona de California en 1998 y 2016, condujo a devastadoras inundaciones y deslizamientos de tierra.
Los mismos fenómenos produjeron enormes tormentas de nieve en el estado de New England (en el norte de EE.UU.) y tornados que causaron varias muertes en Florida.
Cambio de planes
Pero los cambio en los patrones del clima que trae El Niño, también tiene otros problemas.
Las enfermedades por infecciones se vuelven más prevalentes en áreas donde las condiciones favorecen la aparición de insectos y otros animales propagadores de pestes.
Un estudio que se hizo sobre los efectos que tuvo El Niño en 2015 y 2016 encontró que los brotes de enfermedades se volvieron entre un 2,5% y 28% más frecuentes.
Y el aumento se registró incluso en más casos de hantavirus, que es producido principalmente por roedores.
Durante El Niño viaja mucho calor y humedad desde los trópicos hacia los polos.
"Cuando aumenta la humedad en latitudes más altas, atrapa más radiación infrarroja térmica que conduce al calentamiento. Esto es lo que llamamos el efecto invernadero", dice DeWitt.
Incluso una ruptura temporal del umbral de 1,5 °C debido al aumento de las emisiones y El Niño de este año, como predijo la Organización Meteorológica Mundial, podría provocar un sufrimiento generalizado para todos.
Según un estudio reciente de la Universidad de Exeter en el Reino Unido, limitar el calentamiento global a largo plazo a 1,5 °C podría salvar a miles de millones de personas de la exposición al calor peligroso (O sea, una temperatura promedio de 29 °C o más).
Se prevé que las políticas actuales generen un calentamiento global de 2,7 °C para fines de siglo, lo que podría dejar a dos mil millones de personas expuestas a niveles peligrosos de calor en todo el mundo, señalan los autores.
"Limitar el calentamiento a 1,5 °C significaría cinco veces menos personas viviendo en un calor peligroso y ayudaría a prevenir la migración relacionada con el clima y los resultados perjudiciales para la salud, incluida la pérdida del embarazo y el deterioro de la función cerebral", dice Tim Lenton, coautor del estudio y director de la Instituto de Sistemas Globales de la Universidad de Exeter.
Existe la preocupación de que, a medida que las emisiones de carbono continúen aumentando, los futuros eventos de El Niño podrían poner las temperaturas globales por encima del umbral de 1,5 °C cada vez con mayor frecuencia.
"Cada 0,1 °C realmente importa", dice Lenton. "Cada 0,1 °C de calentamiento que podamos evitar, según nuestros cálculos, está salvando a 140 millones de personas de la exposición a un calor sin precedentes y los daños que conlleva".
"Estaríamos salvando a cientos de millones de personas de daños y eso debería ser un gran incentivo para trabajar más duro para llegar a cero emisiones".