La narcopolítica, y el lavado de dinero en Ecuador en los años 90. Salud política y vida en la Mitad del Mundo. Capítulo 29





Los narcos lavadores, o narcos inversionistas,  habían logrado colocar un presidente en Ecuador,  a Sixto Durán Ballén, tener un canal de televisión, Manavisión, una gobernación,  la gobernación de la provincia más grande de la Costa. Entonces la atención de la DEA,  que combatía a Pablo Escobar, al Cartel de Cali y al Cartel de Medellín,  del Departamento de Estado y el Pentágono de los Estados Unidos,  que combatían a las FARC, que ya detectaron  que las Provincias de Manabí, Esmeraldas y Sucumbíos, la habían convertido en parte del problema del narcotráfico en América del Sur.  La narcopolítica y la narco banca colombiana,  de paraísos fiscales en Panamá, El Caribe, o Miami, donde  los colombianos lavan sus narcodólares,  se había extendido a Ecuador. 
Mi padre era el abogado de uno de los empresarios más ricos de Manta, que construyó un edificio cerca a su oficina en La Mariscal,  a quien  el gobierno expropió sus tierras, para construir una base militar y un aeropuerto, pero no le pagaba.
El hijo de aquel empresario se vió involucrado en lavado de activos, mediante una distribuidora de autos, por lo que mi padre dejó de ser su abogado.
Los principales clientes de mi padre, para entonces, uno de los  más prestigiosos abogados en derecho civil  ya no eran las empresas industriales, comenzaron a ser las señoras divorciadas que además afectaron a nuestra familia.
Estas divorciadas era cazafortunas, o esposas de narcotraficantes o  banqueros, con conexiones en paraísos fiscales,  como la alemana, que luego de tener hijos de abogados y banqueros ricos de Quito, quedó embarazada de mi padre, precisamente cuando era el abogado que la defendía,  contra un abogado banquero.



Mi padre se convirtió no sólo en el abogado de aquella mujer, sino en el padre de sus dos últimos hijos,  a los que les pagaba en el Colegio Alemán,  uno de los más caros y exclusivos de la capital, paseos por Sudamérica, les construyó un edificio detrás del más moderno centro comercial, frente  al Estado Olímpico,  en La Carolina,  el nuevo barrio comercial y financiero de  Quito.
Esta mujer alemana, estos nuevos hijos de mi padre, convirtieron a mi madre y mis hermanos, en enemigos míos, y de mi abuela, pues yo seguía siendo el que amaba y respaldaba a mi padre, e incluso protegía a los dos.  
El atreverme a intervenir para que se divorciaran mi padre y mi madre, fue uno de los motivos de este odio.  Mi madre y mis hermanos querían a toda costa evitar que la alemana y sus hijos se apropiaran de los bienes que pudieran quedar con mi padre por el divorcio, y estos eran una hacienda en 1000 hectáreas en Tandapi, una quinta de 4000 m2 en Conocoto, una casa en la Av. Amazonas, un departamento en el Edificio Almagro, un departamento en el Edificio Cádiz, pues el resto estaban a mi nombre, un camión Toyota Dina, dos 4 por 4, dos mercedes benz, acciones de las más importantes empresas y bancos de Quito, un departamento en Esmeraldas, otro en Manta y un terreno en Castelnuovo, Atacames,  a más de dinero en Bancos de Ecuador  o el Banco de Londres en Islas Cayman.  Muchos bienes y mucho dinero.
Pero su vida se vió en peligro cuando se convirtió en abogado de la mujer de un narcotraficante lojano. una muñeca de la mafia,  En ambos casos las mujeres conseguían los servicios profesionales de mi padre gracias a sus atractivos, sexo y las riquezas que podían sacar de sus maridos. 

Pero el narcotraficante del Cartel de los Reyes Magos, atacó con sus sicarios a mi padre, le dio una golpiza y casi lo mata. Al ingresar al la Clínica San Francisco, se descubrió que tenía un aneurisma de aorta, que por recomendación de sus médicos debía ser operado en Texas.
Entonces mi madre intervino para que mi hermano Santiago lo acompañara, pues como había estudiado un año en Estados Unidos, cuando terminó su bachillerato y viajó con un programa de intercambio estudiantil llamado Fulbright. Esto fue un grave  un error, pues yo era la persona que mejor conocía los problemas físicos, y mentales de mi padre, al ser su hijo preferido y médico.
Mi padre fue operado en Houston Texas, pero los médicos cometieron un error fatal en la cirugía,  al practicar la circulación sanguínea extracorpórea; con la máquina, lesionaron el riñón sano, pues el otro ya tenía problemas de quistes.  El daño era tan serio, que un abogado visitó a mi padre en el hospital para proponerle ser su abogado y hacer una demanda millonaria al hospital, pero mi padre no lo quiso hacer, quería regresar a Ecuador lo más pronto posible.

Permaneció por dos meses en Estados Unidos, uno de ellos en Washington, en el departamento que le había ayudado a comprar a mi hermana Pilar, que trabajaba en el Banco Mundial, luego de su maestría en la Universidad de Boston;  pero mis hermanos maltrataron y reprocharon todo ese tiempo a mi padre,  especialmente por sus amantes y sus dos nuevos hijos,  que tenía fuera del matrimonio. Ambos  acordaron con mi madre, hacer lo posible para que los bienes de mi padre no cayeran en manos de nuestros hermanastros, pues sabían que mi padre estaría vivo poco tiempo, debido a que pasó a ser un usuario de hemodiálisis por insuficiencia renal. 

De regreso en Ecuador, mi hermano se apropió de la Hacienda en Tandapi y de la Quinta de Conocoto, mi hermana regresó, trayendo a su novio afroamericano, compraron dos departamentos y abrió una oficina en la Av. Amazonas,  junto a la oficina de mi padre para vigilarlo de cerca.   Mi hermana menor vendió la casa que mi madre le regaló, y compró con su marido una nueva para evitar juicios de herencia por ese bien.  Un día mis tres hermanas fueron a la oficina de mi padre, que a pesar de la enfermedad continuaba trabajando para pedirle que reparta sus herencia, esto lo enfureció, aun no he muerto les dijo y sacó a Pilar de la oficina.
Mi otra hermana menor se fue a vivir con sus dos hijos y su marido en Manta,  primero en el departamento de mi padre y luego en su propio departamento. Mi abuela se convirtió en estorbo insoportable para mi madre y mis hermanos en la hacienda.
Mis compradores de rosas en Rusia, me hicieron una estafa el 8 de Marxo de 1994 el dia de la mujer y las rosas en Rusia  de 1994. Hicieron conmigo lo que ya habían hecho a casi todas las plantaciones de Ecuador, ser muy buenos compradores todo el año para dar el golpe en el mes de marzo.  Esto que me obligó a viajar de inmediato a ese país, donde recuperé casi 10.000 dólares en efectivo, y me pagaron con un cuarto frio, con el que abrí mi propia bodega en Moscú.



















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