Ante la dificultad de trabajar en Quito, busqué un cuarto de hotel en Atacames en el parque central, encima de una farmacia y acorde con don Sebastián Ojeda, el boticario un trabajo de cooperación pues muchos de los medicamentos se vendían bajo prescripción médica, tenían contraindicaciones, o eran de alto riesgo. El boticario apenas había terminado la primaria, y empezó con una farmacia un un pueblo llamado El Carmen, en la vía Santo Domingo Manta, luego se mudó a Atacames, y era la primera farmacia del pueblo más antiguo de la provincia de Esmeraldas.
Este pueblo existe desde antes de la conquista española, aqui llegó Bartolomé Ruiz, el explorador de la expedición de Francisco Pizarro, antes de conquistar el Imperio Inca en 1532. Este navegante describió al pueblo como una aldea más grande que Sevilla. con calles lineales y cuadras, de uno 40. 000 aborígenes, que los recibieron amablemente, les proveyeron de alimentos y agua.
En los años 60, Atacames, que significa boca de peces, tenía un palmar de 3 kilómetros frente al mar, en la desembocadura de un río de más 100 km, poblado de manglares en sus riveras, se convirtió en la playa de los quiteños, las personas de la capital, que compraron terrenos para construir sus casas de playa que estaban de moda,
Se construyeron los primeros hoteles, el primero de cemento, fue de un norteamericano de apellido Rogers, en el lado sur, cerca al peñón que le separaba de Sua. Atacames entonces atraía a los gringos, como se los llamaba a los extranjeros que no hablaban español, o a la gente rica de Quito.
Luego se construyeron otros hoteles en el lado norte de la playa, entre ellas una de un español llamado Chavalito, de caña y paja que era donde llegaban lo hippies.
En los años sesenta y setenta, Atacames se volvió el paraíso en el Pacífico Sur de Sudamérica para los hippies, que en su mayoría eran europeos, norteamericanos, y canadienses. Los más llamativos eran los suizos y los alemanes, donde el nazismo creía en la pureza racial aria, porque eran los que buscaban a los negros y mulatos esmeraldeños para practicar con ellos el sexo libre, algo prohibido antes de la segunda Guerra Mundial y para practicar el consumo de drogas, la salsa y el reggae de Bob Marley, que los reunía en un bar llamado el Sausalito en el pueblo, que estaba separado de la playa por el río, a la que se llegaba por un estrecho puente de madera.
Para ese entonces, la cocaína y la marihuana, que venían de Colombia, no estaban prohibidas en el
mundo, ni en Estados Unidos, pero en 1974 Richard Nixon, empezó la llamada guerra a las drogas, y la prohibió en ese país, por lo que los turistas viajaban a México, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, para conocer el lago Titicaca, Machu Picchu, las Galápagos o Cartagena, y de paso lugares donde la naturaleza sea el principal atractivo, como Misahualli en el Río Napo, el río por donde Orellana inició el descubrimiento del Río Amazonas, donde los hippies crearon la primera colonia en la Amazonía de Ecuador, Vilcabamba, la tierra de las personas longevas y Otavalo, el pueblo de los indígenas artesanos y comerciantes en los Andes, donde crearon también colonias.
mundo, ni en Estados Unidos, pero en 1974 Richard Nixon, empezó la llamada guerra a las drogas, y la prohibió en ese país, por lo que los turistas viajaban a México, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, para conocer el lago Titicaca, Machu Picchu, las Galápagos o Cartagena, y de paso lugares donde la naturaleza sea el principal atractivo, como Misahualli en el Río Napo, el río por donde Orellana inició el descubrimiento del Río Amazonas, donde los hippies crearon la primera colonia en la Amazonía de Ecuador, Vilcabamba, la tierra de las personas longevas y Otavalo, el pueblo de los indígenas artesanos y comerciantes en los Andes, donde crearon también colonias.
En los lugares donde los hippies crearon sus colonias, los habitantes aprendieron a consumir y vender drogas, a hacer artesanías, y ser latin lovers, pues la prostitución existía desde antes, sobre todo en Atacames, que era el lugar de paseo de estudiantes, burócratas y turistas de Quito, adictos a la prostitución el alcohol y al tabaco desde hace siglos.
El Latin lover de Atacames, era un amante a tiempo completo, bailarín de salsa, que además de sexo, les proveían de drogas. Ellos se vanagloriaban de que consumían drogas por libras, metiendo toda la cara en fundas llenas de ese polvo blanco que les pintaba el rostro , no por rayas como lo hacía los gringos que hacían una raya de cocaína, para aspirarla por la nariz. El olor de la marihuana punto rojo o marihuana colombia era la señal o huella de que por ahí andaban los hippies.
Llegué a trabajar en Atacames cuando el mundo de los hippies es derrumbaba, por las oleadas de miles de turistas serranos a un pueblo sin agua, alcantarillado, donde los ecuatorianos venían gozar del sol, la arena, la comida de mar, y venían por la perdición en todos los sentidos, es decir la prostitución, las drogas, sobre todo el alcohol.
Florecían las discotecas y bares de la playa, en que inventaban toda clase de cócteles, con un ruido ensordecedor de sus parlantes. Los turistas ensuciaba, defecaba y se orinaba en la playa, lo que producía un olor fétido en las mañanas, En las carreteras habían frecuentes y mortales accidentes de tránsito. La policía era el centro de la corrupción, que encubría a ladrones, con quienes incluso compartían los botines, a los violadores, o vendedores de droga, extorsionaban a las prostitutas y a los conductores.
Los turistas colombianos que también que también llegaban oleadas gigantes, traían buen humor, pero también cocaína, marihuana y la burundanga, rifis o escopolamina, que la usaban para drogar a las gringas, a las muchachas, robándose la memoria y la voluntad, o para robar, lo que convirtió a Atacames en un lugar peligroso.
La peste de malaria, tifoidea y violencia sexual contra las gringas que usaban tangas, se bronceaban en la arena con los senos descubiertos al sol, o se drogan, atrajo a violadores, que atacaban a las mujeres, y a ladrones que robaba a los turistas. En los feriados había 50.000 turistas hacinados en la playa.
Finalmente una violación en Same, que trajo a la embajada de Suiza, a la interpol y a la prensa, se sumó a la catástrofe sanitaria del pueblo, para hacer desaparecer a los hippies.
Los hippies de Atacames migraron a Montañita, una nueva playa más al sur, con menos casas de cemento, donde además practican el surf, no había es abominable turista serrano alcohólico de baja estatura y mal aspecto físico, pero no faltaban los traficantes. violadores y asesinos costeños, que ahora abundan en la provincia de Guayas y Santa Elena, los que hace 10 años asesinaron y despedazaron a dos jovencitas turistas argentinas, lo que produjo un escándalo mediático.
La provincia de Esmeraldas luego de la llegada de los hippies, se convirtió en el principal sitio de tráfico de drogas del país. En el Año 2000 llegaron los marines norteamericanos, como parte del llamado PLAN COLOMBIA, con todo su poder armamento y equipos para librar la guerra en la frontera norte, contra las FARC, el ElN, el M-19. las Autodefensas Armadas de Colombia AUC, los narcotraficantes, con Pablo Escobar y el Cartel de Medellín a la cabeza, que mataron a Galán, el candidato a la presidencia de Colombia, a inocentes en un vuelo de Avianca y atacaron e incendiaron la Corte Suprema de Colombia.
Hoy la Guerra al Narcotráfico es una guerra campal en todos los puertos y ciudades de la Costas de Ecuador.
Ecuador se ha convertido en el principal exportador del mundo de cocaína colombiana y peruana por lanchas rápidas, minisubmarinos , avionetas y emigrantes mulas, por lo que Estados Unidos tiene dos bases militares, una en Galápagos y otra en Manta, la DEA en Guayaquil y quiere la extraditar a los capos de los carteles del narcotrafico, que aterrorizan en el país con una increíble ola de asesinatos.
Es que el precio de la cocaína en Ecuador es de 1000 USD kilo, en USA.10.000, en Europa 40.000 y en Australia 160,000 USD, esto ha convertido a la cocaína en el oro blanco, en el gran fabricante de ricos de la noche a la mañana.