El gobierno neoliberal de León Febres Cordero de 1984 a 1988 introdujo en la represión policial anticomunista, que es una represión diferente a la represión militar, porque en la represión militar. que existe desde los tiempos de Roma, los militares disponen de manera arbitraria de la vida de los que ellos consideran sus enemigos, como sucede desde 1900 en Colombia. luego de la Guerra de los Mil días.
En Colombia hasta existe los que se llama falsos positivos, o víctimas colaterales, que son personas a las que los soldados colombianos han asesinado sin que medie una sentencia ni un juicio, simplemente porque los soldados han creído que esos campesinos son peligrosos para ellos, y al ser peligrosos para un soldado colombiano, lo son para el país, razón suficiente para asesinarlos, con o sin tortura previa, además porque recibían un dinero por cada guerrillero que mataban.
La represión policial se diferencia de la represión militar, porque no se parte de una guerra declarada o reconocida, donde hay dos bandos, es una cacería de seres humanos a los que personas con uniforme o sin él, deben capturar delincuentes, esto es personas que han violado la ley, para ser juzgados y sentenciados.
León Febres Cordero, se creyó el dueño de la verdad y la justicia cuando llegó al poder. La verdad irrefutable que él pregonaba es que los comunistas son fanáticos peligrosos, que pueden levantar a los pueblos contra el gobierno y desencadenar una guerra civil sangrienta, como lo hizo Fidel Castro en Cuba, el Che Guevara en Bolivia, la Guerrilla Colombiana, o los Sandinistas en Nicaragua y por eso son más peligrosos que los criminales o asesinos comunes, que no provocan la ira popular o reclutan seguidores.
Esto se podía frenar, según él y todos los que entonces gobernaban países sudamericanos bajo lo presión del gobierno de Nixon, que junto Jefe del Departamento de Estado Henry Kissinger, y Ronald Reagan, que llegó al poder en 1981 y permaneció hasta 1989, de que había que frenar la expansión comunista que les había ganado la Guerra de Vietnám, y el gobierno en Nicaragua, que Estados Unidos, la consideraba al igual que Cuba, lugares estratégicos, pues Cuba desde los tiempos de la Conquista Española, fue la isla más importante en el Caribe, y Nicaragua, era la principal y más corta vía de transporte, para llegar moverse de California con el oro a Nueva York, y a la inversa con dinero y mercancías, antes de la construcción del Canal de Panamá. Estos países fueron reemplazados por Panamá, en lugar de Nicaragua y Colombia como el mejor aliado de Estados Unidos en Sudamérica, que luego fue reemplazado por Chile gracias al éxito del Plan Cóndor, y a los éxitos económicos del gobierno neoliberal de Pinochet.
El primer paso que dió León Febres Cordero, fue apresar a los curas de Muisne, que pregonaban la Teología de la Liberación y la organización campesina mediante la OCAME.
A Julián el cura cerebro de la organización campesina lo deportó a Italia, y a Graciano el corazón de la organización, lo puso bajo estricta vigilancia en el barrio Quito Sur.
El segundo paso fue apresar a Monseñor Leonidas Proaños, para neutralizar a sus radioemisoras populares campesinas ERPE y a los curas de Salinas, que habían creado la empresa agrícola comercial más importante de la Sierra, Salinerito, al programa de educación popular radiofónica, que había logrado convertirse en el germen de la más poderosa organización campesina de los Andes ecuatorianos, ECUARUNARI.
Para neutralizar a la Teología de la Liberación, recibió en Ecuador por primera vez a un papal el PAPA JUAN PABLO II, enemigo de esta corriente católica, que antes fue a Nicaragua, a exigir a los sacerdotes de la Revolución Sandinista como Ernesto Cardenal que deje de ser parte del gobierno, pues era el ministro de educación del primer gobierno de Daniel Ortega.
Hasta ahora, tenemos una cruz en el Parque la Carolina de Quito, donde el papa Juan Pablo Segundo reunió a la mayor multitud de personas. Miles de ecuatorianos, colombianos y peruanos vinieron para ver y escuchar al papa, que forzó la renuncia de Monseñor Proaño, al obispado de Riobamba.
Pero en la Universidad Católica de Quito, donde llegaron curas jesuitas argentinos a enseñar filosofía, escapando de las sanguinarias dictaduras argentinas, nació el grupo guerrillero urbano. ALFARO VIVE CARAJO, que quería imitar a la guerrilla urbana del M-19 en Colombia.
Eran estudiantes que tomaron las armas y secuestraron al industrial Briz Sánchez, exigiendo dinero para su liberación, dinero que como ocurría en la guerrilla colombiana, se volvió en el primer mecanismo de autofinanciamiento.
Esto desató la ira de León Febres Cordero, que los persiguió, capturó y los hizo desaparecer, de forma cruel mediante la tortura previa, como fue el caso de la profesora Consuelo Benavides y produjo víctimas colaterales como los Hermanos Restrepo, a los que hizo desaparecer solo por el hecho de ser jóvenes colombianos bajo sospecha.
Esto le llevó al segundo paso que fue apropiarse de la justicia, como ahora pretende Guillermo Lasso mediante una consulta popular para extraditar a los narcos. León Febres Cordero, se tomó con tanques la corte suprema de justicia, para imponer jueces, y sentencias.
Después de estudiar en CIESPAL, me vi obligado a regresar a Esmeraldas, pues terminó mi contrato provisional con la Facultad de Medicina y no me lo renovaron ni me pagaron, sino hasta meses después, de mi salida, los 12 meses de sueldo que me debían. Pero al menos el ser profesor de la universidad me sirvió para hacer mi diplomado en comunicación radiofónica.
De regreso en Esmeraldas, sin trabajo, me abrí un consultorio privado en Atacames, donde trabajaba en alianza con el boticario del pueblo, don Sebastián y organicé las brigadas barriales de salud. que hacían promoción de la salud en los barrios en el principal balneario turístico de la costa Ecuadorian y un paraíso de los hippies, con 10.000 habitantes, que no tenía agua potable, alcantarillado ni recolección de basuras, por lo que las enfermedades como la malaria, la tifoidea, las enfermedades, o de transmisión venéreas o de transmisión sexual y el consumo de drogas se convirtieron en un problema serio.
En las Fiestas de Atacames, proyecté en el parque principal una película de Mario Litin, el director chileno identificado con el gobierno de Unidad Popular, Salvador Allende, otra llamada Gamines, que contaba la historia de los niños de la calle en Colombia, y una tercera que ironizaba la vida de los burócratas en Bolivia, que me las prestó el director de cine, de apellido Estrella, de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, que llegaron junto con un poeta que las traía.
En un tendal para secar cacao, cercado con caña guadua, se iba a presentar el grupo musical esmeraldeño más famoso del momento, las personas hacían cola para comprar las entradas, cuando llegó un camión amarillo, sin placas, con gente vestida de civil, portando armas largas, y detuvo sin orden judicial alguna a don Gerardo, la persona que me arrendaba un cuarto en su casa donde funcionaba mi consultorio. Fui a detener a los que parecían militares vestidos de civil por el corte de pelo y las armas. Cuando el oficial que daba las órdenes me preguntó quién era, me identifiqué, de inmediato soltaron a don Gerardo me apuntaron con las armas, a mí y al poeta que trajo la películas de Quito, nos detuvieron y nos llevaron a la Base Naval de Balao, en el puerto petrolero, junto con las películas consideradas subversivas en ese entonces.
De inmediato me metieron en una cripta, como la de los cementerios, y me dijeron que me cagara y me orinara en ese lugar, porque ya no volvería a ver la luz del sol, iba a morir allí, que debía disfrutar de ese aire húmedo, caliente y fétido que sería el último. Sin poder contener mas mi orina y mis ganas de cagar, lo hice en ese lugar donde estaba a obscuras, acostado y con las manos atadas a la espalda.
Tras horas de vivir mi agonía, me sacaron de aquella cripta, me llevaron a un paredón y con una manguera me golpeaban brutalmente con el agua, al mismo tiempo me bañaban, para eliminar las orina y heces de mi ropa,
Luego vino el interrogatorio, sentado en una silla, con las manos atadas a la espalda y con una capucha de lana que cubría toda mi cabeza para que no los viera. Un soldado al que apenas podia distinguir entre agujeros del capuchón, empezó el interrogatorio anotando mis datos personales. luego entró un oficial que me comenzó a intimidar, pero al parecer conocía a mi esposa que había trabajado hasta hace pocos meses antes de ir a vivir conmigo en Atacames, como secretaria por más de 15 años, además le conté que mi padre era el abogado del ministro Neira, el ministro de Gobierno, que estaba en un juicio por la compra de unas ambulancias. Pero los de Alfaro Vive, eran jóvenes hijos de padres más ricos que yo, que apoyaron a Febres Cordero para ser presidente, y fueron torturados o asesinados, así que eso no parecía serme útil. Entonces cuestione el procedimiento, les cuestioné por capturarme vestidos de civil, sin orden judicial, en medio de una multitud, y les asegure que pronto habría una caravana de autos, y muchos periodistas e las puertas del cuartel, por aquel espectáculo público.
El oficial salió, demoró horas antes de volver, para embarcarme en un jeep militar y regresarme a Atacames, al Parque Central, donde aún continuaba la fiesta, cuando eran la 6 de la mañana y la gente me recibió con abrazos, estuve detenido por 8 terribles horas.